Tan inesperada fue la decisión del presidente Sebastián Piñera de reubicar el proyecto de Barrancones, que La Moneda tuvo que cambiar el diseño comunicacional que pretendía justificar la construcción de la termoeléctrica. Hasta entonces, se había dispuesto que los ministros explicaran en público que la central era indispensable para abastecer los requerimientos energéticos del país y que su aprobación cumplía con todas las normativas medioambientales.
Después del acuerdo del presidente con Suez Energy, el gobierno cambió el discurso mediático. Primero fundamentó el vuelco señalando que la zona donde se instalaría Barrancones se trataba de una reserva natural. Luego, Piñera y la titular de Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, visitaron Punta de Choros para reforzar la controvertida decisión política. En cosa de horas, la estrategia comunicacional debió ajustarse para defender el nuevo escenario.