El presidente Sebastián Piñera anunció públicamente que viajaría a Palestina el próximo año. Pero omitió una parte importante de sus planes relacionados con el periplo al Medio Oriente: realizar una visita a Israel.

La idea del viaje surgió en octubre. Tras el rescate de los mineros, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se comunicó con Piñera. En la conversación telefónica, no sólo lo felicitó por la exitosa operación de salvataje, sino que además lo invitó a su país. Piñera aceptó.

Mientras el presidente afinaba los planes de su eventual recorrido, su hijo Cristóbal ya se encontraba en la zona. El psicólogo estuvo en Israel durante los últimos días como parte de una gira organizada, entre otros, por País Digital. Aunque el objetivo del viaje era conocer los principales modelos de innovación, tecnología y emprendimiento de ese país, en la cita también estuvo presente la agenda internacional del mandatario. Tras la reunión entre el presidente de Israel, Shimon Peres, y la delegación chilena -integrada por empresarios y políticos del más alto nivel-, el Premio Nobel de la Paz hizo un comentario que sorprendió a todos: le dijo a Cristóbal Piñera que esperaba con entusiasmo la visita de su padre.