La madrugada del miércoles ardió parte de la cárcel de San Miguel y murieron al menos 81 reclusos. Eso ya está escrito. Pero la incomodidad que se instaló supera esta tragedia, porque nos obliga a hacernos preguntas sobre realidades ocultas o que no se quieren ver.
El polvorín en el que se ha transformado el sistema penitenciario remece. En parte, porque una sociedad se refleja en la forma como trata a sus presos. Sin condiciones dignas de vida y sin rehabilitación, no hay retorno.
Como muestra, dos datos que abruman: el nivel de hacinamiento es de un 70%, y, en los últimos 5 años, el número de presos creció desde 38.372 a 53.858.
La imagen la entrega el propio ministro de Justicia, Felipe Bulnes, quien compara la película "El expreso de medianoche" con la situación que se vive en la ex Penitenciaría de Santiago.
Las chispas no se han apagado.