Por quepasa_admin Diciembre 31, 2010

Todo indica que la disputa judicial que enfrentaba a la bróker de arte Cecilia Miquel -representante de Sotheby´s en Chile- y su hija, la curadora Cecilia Brunson, con el corredor de propiedades Hugo Risopatrón llegó a su fin. Las partes suscribieron un acuerdo para resolver el conflicto fuera de tribunales: el 10 de diciembre, Risopatrón presentó el desistimiento de la querella que había interpuesto ante el 4º Juzgado de Garantía de Santiago, en febrero de 2010.

La historia se remonta a septiembre del 2009, cuando Risopatrón le encargó a Cecilia Miquel la venta de "Les Yeux Fleuris", cuadro del pintor Salvador Dalí. Ella conocía la obra de arte desde hace muchos años y le parecía que era un lienzo difícil de vender. Por eso desistió de la petición. Entonces fue su hija quien, después de realizar una investigación, se interesó en vender la pintura. Con la ayuda del experto Oliver Shuttleworth en Sotheby's, Londres, Brunson determinó el precio de la obra: US $110 mil. Pasaron meses antes de que apareciera un interesado. Por eso, cuando un aficionado por Dalí ofreció US$ 60 mil por la obra, dicen cercanos a la curadora, fue Risopatrón quien insistió en apurar la venta. Y se cerró el negocio. Sin embargo, días después, Risopatrón se enteró con sorpresa que la obra había sido vendida en US$ 100 mil. De inmediato pensó que el excedente estaba en manos de la sociedad manejada por Brunson y Miquel. Por ello, interpuso la querella en febrero pasado por apropiación indebida. Desde el entorno de Brunson abren otro escenario: aseguran que ella vendió la pintura y que fue el comprador quien luego volvió a vender la obra. Eso sí, ella estuvo a cargo de esa segunda transacción.

Cercanos al caso cuentan que, tras meses de conflicto, el abogado Jorge Bofill, defensor de Miquel y Brunson, se acercó al jurista Felipe Jiménez, representante de Risopatrón, para ofrecerle una reparación económica y así cerrar el juicio. Quienes conocen la disputa, aseguran que, en forma paralela, Herman Chadwick medió entre las partes para acceder a una solución: ésta llegó, pues aseguran que, al ser indemnizado, Risopatrón desestimó la querella. Además de considerar que todo era un malentendido, no tenía las pruebas para demostrar una estafa. El monto que recibió el corredor de propiedades se ha mantenido en total reserva.

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