Por José Luis Santa María, director. Enero 28, 2011

Marcelo Salas lo ganó todo. Los torneos de Chile, Argentina e Italia, y con los cuatro equipos en que jugó. También fue elegido el mejor jugador de Sudamérica y, con 37 goles se convirtió en el máximo goleador histórico de la selección chilena.

Sangre fría en la cancha era su principal característica. Definía con tranquilidad, nunca perdía el control ni se sentía bajo presión. Siempre respondió en los partidos de más alta exigencia. Salas dominaba el área, conocía muy bien sus fortalezas, por lo que no se arriesgaba en posiciones de la cancha donde no era el más fuerte. No fue un líder bullicioso, pero no tuvo miedo de defender una profesión que para muchos es mirada en menos.

Lo que hace atípico a Salas es que todas las virtudes que lo convirtieron en "el Matador" en la cancha, también están dando que hablar fuera de ella, y sin olvidar nunca que todo partió en Temuco. 

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