En La Moneda están conscientes de que la sequía que vive el país podría ser una constante a futuro, debido al calentamiento global, y estudian la situación con informes en mano.
Son al menos cuatro documentos que el gobierno, a través de la Dirección General de Aguas (DGA) y el Ministerio de Obras Públicas, ha encargado (algunos de ellos ya recibidos) para verificar lo que sucederá con las lluvias en Chile.
El primero de ellos, a cargo del Grupo Intergubernamental de la ONU, dio la alerta inicial: en Chile las precipitaciones irán disminuyendo, afectando la disponibilidad de agua y a la agricultura hasta La Araucanía. A este documento se suma otro, de similares características, encargado al Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile.
Pero ha sido a Estados Unidos donde más documentos se han solicitado: expertos del Banco Mundial ya están elaborando un catastro de la realidad hídrica y los profesores John Briscoe (Harvard) y Charles Dumars (University of New Mexico) también hacen lo propio.