Habían pasado cinco días desde que el sacerdote Luis Eugenio Silva intentó suicidarse, cuando la decano de Comunicaciones de la UC, Silvia Pellegrini, entró a la clase de Ética -cátedra históricamente a cargo del sacerdote- para conversar con los alumnos de Periodismo. Les dijo que los rumores sobre comportamiento sexual impropio eran absolutamente falsos y que lo sucedido era producto de una fuerte depresión.
En la siguiente clase, los estudiantes recibieron una extensa charla de la unidad de apoyo psicológico del plantel, en la que se les recalcó que la depresión era una enfermedad como cualquier otra.
El profesor de filosofía Emilio Vicuña se hizo cargo del ramo y, luego de repasar los conceptos del programa académico de Silva, hizo algunos cambios a la bibliografía del curso.
El mismo docente les informó que desde el próximo semestre la cátedra estará a cargo del Instituto de Filosofía de la universidad.
Otro paso de la escuela fue intentar guiar a los alumnos desde la fe. Para ello, convocaron a una reunión el lunes pasado con Cristián Precht, sacerdote y amigo personal de Silva, la cual fue suspendida por falta de quórum.