Por quepasa_admin Julio 28, 2011

Lo que partió como una idea de compra, terminó siendo un conflicto radicado en tribunales. Todo comenzó hace un año, cuando la constructora más grande de Perú, Graña y Montero, intentó adquirir Marineer, proveedor de servicios mineros de Iquique. El 14 de octubre de 2010 firmaron un acuerdo: la empresa peruana prestó US$5 millones a Marineer, que se usaron para pagar deudas de la compañía y, paralelamente, se les otorgó una opción de compra. Según explica el ex fiscal Michael Niedmann, tras un proceso de due diligence de 90 días, los peruanos comprarían el 80% de la propiedad de la familia Vivaldi. Sin embargo, cuando terminó el acuerdo, el 14 de marzo, los peruanos decidieron no adquirir la firma. Así, cuatro días después se decretó la quiebra de la empresa. Fuentes ligadas al caso señalan que, mientras Graña y Montero determinó que la empresa tenía pasivos que no hacían recomendable invertir, Marineer dice que los peruanos les hicieron perder sus contratos más valiosos. Hoy están enfrentados en tribunales.

Relacionados