Hace más de una semana comenzó a trascender la información que rápidamente copó la agenda política de fin de año: tras seis intensos meses en Educación y cansado del enfrentamiento con los estudiantes, Felipe Bulnes no quería continuar en el ministerio. Por eso, el martes había mucha expectación sobre lo que diría en su cuenta pública. Su salida por una puerta lateral, alimentó más los rumores de su salida.
En La Moneda explican que la decisión del abogado de Renovación Nacional produjo dos efectos paralelos. El primero, una fuerte presión de sus más cercanos, como Rodrigo Hinzpeter, para que recapacitara y permaneciera a la cabeza de una de las carteras con un presupuesto histórico para el próximo año.
El segundo efecto fue el sondeo de posibles reemplazantes, donde inevitablemente comenzaron a aparecer nombres de otros ministros.
Sonó Andrés Chadwick, enroque bien visto en RN, ya que permitiría que Hinzpeter recupere el protagonismo en Palacio.
También surgió el nombre de Evelyn Matthei, quien el martes, mientras toda la prensa escuchaba a Ricardo Lagos tras su encuentro con Piñera, ingresó al segundo piso raudamente -y muy seria- sin hacer declaraciones.
También comenzó a sonar Harald Beyer (CEP), quien fue uno de los nombres que se barajaron para el primer gabinete presidencial.
Incluso, desde el propio gobierno señalaron que ante la negativa de varias personas por dirigir Educación, una posibilidad podría ser el subsecretario de la cartera, Fernando Rojas. El joven ingeniero civil de la UC es uno de los pocos personeros que han estado en la crisis de la educación desde que comenzaron las primeras protestas callejeras.