Por quepasa_admin Abril 26, 2012

A fines de enero, en pleno desierto de Atacama, la agrícola Subsole inauguró la primera gran planta de energía solar del país con 2 Mw de capacidad, que permite el funcionamiento de sistemas de extracción de agua subterránea a gran profundidad, riego tecnificado para frutales de exportación y ahorro de agua. Todo ello, con una huella de carbono igual a cero. Pero lo que no se supo es que detrás de este megaproyecto verde está la mano del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con un préstamo de US$ 32 millones, y que responde a su nueva estrategia: financiar proyectos verdes centrados en el sector empresarial, ofreciendo además acompañamiento técnico de primer nivel. Bajo el mando de la economista María Camila Uribe, la representación chilena del BID está evaluando el apoyo de una serie de proyectos de energías renovables no convencionales. De hecho, la entidad ya contempla apoyar la generación y distribución energética en Isla de Pascua, Juan Fernández y Chiloé.

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