Pocos días después del terremoto de 27/F, Pedro Pablo Errázuriz, entonces gerente general de Essbio, se contactó con Mathias Klotz para encargarle el rediseño de 12 estanques de agua potable que habían colapsado producto del sismo. “La idea no era sólo reconstruirlos, sino que convertirlos en un aporte a la comunidad: hacerlos acorde a su urbanismo e idiosincrasia del lugar, y con un diseño vanguardista”, explica el arquitecto. Por ejemplo, si una localidad era conocida por su artesanía, jugar con ello en la fachada del abastecedor de agua. Para ello, Essbio -empresa que opera entre las regiones de O’Higgins y del Biobío- desembolsó $9 mil millones. El 3 de mayo se inauguró el primer estanque, emplazado en Santa Cruz, y el jueves 17 será el lanzamiento del de Rancagua.