Por quepasa_admin Mayo 17, 2012

“Cabalero”. Así se define el velerista Benjamín Grez, el último y el más joven representante chileno en las próximas Olimpiadas. No compite sin un gastado traje de baño camuflado, que no podrá faltar en su maleta para viajar a Londres.

Antes de cada competencia, su desayuno debe ser el mismo: un vaso de jugo de naranja, pan con palta y plátano.

Tampoco puede variar la forma en que arma su velero. Cada paso tiene que ser el mismo de siempre.

Aparte de las cábalas, dice que su participación en estos Juegos Olímpicos también es gracias a los sabios  consejos de su tía abuela, Marlen Ahrens, y de Alberto González, padre de su compañero de velero, Diego González, con quien se ganó el cupo en la clase 470.

Grez cuenta que tras clasificar en el Mundial Preolímpico en esta ciudad celebró junto a Martín Westcott (navegante que hace un par de años dio la vuelta al mundo) y  cinco amigos en uno de los bares de las ramblas. Ahí recordó junto a su entrenador diversas anécdotas de sus campeonatos.

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