Hace tres meses comenzaron las primeras reuniones para esbozar cuál debía ser el sello del tercer mensaje presidencial. Para ello, Ignacio Rivadeneira, a cargo del discurso, se reunió con una serie de asesores y expertos, entre ellos, Sergio Melnick, David Gallagher, Andrés Benítez y Roberto Méndez. En varios de esos encuentros también participó Sebastián Piñera, quien preguntó cómo debería ser el tono del mensaje. Entre las principales recomendaciones que recogió Rivadeneira fue que el énfasis debía ser menos “exitista” que en otras oportunidades y que no se podían volver a crear grandes expectativas. Le hicieron ver que él tenía poca aprobación ciudadana, por lo que, además, de enumerar los logros de su gestión, también era apropiado reconocer que habían problemas no resueltos y que se habían cometido errores. Rivadeneira fue más allá y propusó que el presidente debía pedir perdón. Aunque hay quienes en La Moneda hicieron ver sus reparos, finalmente el mandatario decidió hacerlo y ha sido uno de los puntos mejor evaluados.