La revista salió el viernes pasado, y de inmediato levantó polvo en EE.UU.: un grupo de inmigrantes ilegales dio la cara por primera vez en la portada de Time, contando las injusticias que vivían a diario. A raíz de la polémica, ese mismo día Obama anunció que los indocumentados que cumplieran algunos requisitos de estudios podrían optar a trabajos legales.
En esa portada estaba el rostro de Daniela Bravo, una chilena de Villa Alemana (V Región), que estudia Antropología en la Universidad de Massachusetts, y milita como activista por los derechos de los estudiantes inmigrantes en Norteamérica. “Ya no tenemos miedo de ser indocumentados, ni vamos a escondernos debajo de las rocas”, dice Daniela desde Boston. “Nosotros vamos a seguir luchando”.
Su historia es así: su padre se mudó en 1990 a EE.UU. para poder enviar dinero a su familia, y diez años después ella con su madre y su hermana viajaron a reunirse con él. Pero el endurecimiento de las políticas de inmigración, a raíz del ataque a las Torres Gemelas, los dejaron sin obtener la visa. Sin más opción que trabajar como cajera, comenzó a asistir y a organizar protestas, varias frente a la Casa Blanca, y por eso, cuenta, la contactaron de Time. “El poder más grande que tienes es el de contar tu historia”, asegura.