Se llaman a sí mismas “empresas B” y se autodefinen como emprendimientos que, más allá de beneficiar a sus accionistas, tienen como motivación velar por una iniciativa social. Están agrupadas dentro de la Red Latinoamericana Sistema B -creada hace 5 meses e inspirada en su símil norteamericano B-Lab-, y allí Chile es el líder: de las 90 empresas que aspiran a transformarse en “B” de la región, 45 son chilenas.
Por eso, ayer se celebró en Chile el primer Congreso Nacional de Sistema B, al cual asistieron 28 empresas, y que se realizó en paralelo a otros en Argentina y Colombia. En él, tres de los cuatro cofundadores de la iniciativa, los chilenos Juan Pablo Larenas y Gonzalo Muñoz, y la colombiana Emilia Correa, instruyeron a las empresas en el proceso de cambio de estatutos para transformarse en empresas sociales, con impactos positivos en el medioambiente o en comunidades vulnerables.