Todo explotó a fines de 2008. Cuando en Celfin Capital notaron que uno de sus activos, el fondo Primeo, administrado por Pioneer -brazo inversor del banco italiano UniCredito-, en el cual habían colocado US$11,2 millones, en una noche había caído a cero. Pronto lo relacionaron con la multimillonaria estafa en EE.UU. de Bernard Madoff y decidieron actuar.
Luego de siete meses de negociaciones frustradas con Pioneer, los dueños de Celfin interpusieron una querella “contra quienes resultaran responsables” por estafa. “Evidentemente estaba dirigida a Florencia Bunge, ejecutiva que vendía el producto”, explica su defensor Jorge Bofill. Esta misma, dicen en Celfin, nunca señaló que el fondo tenía vínculos con Madoff. Luego de tres años de investigación, el pasado 25 de junio, el Juzgado de Garantía decretó el sobreseimiento definitivo, lo que significa que no hubo engaño de parte de la ejecutiva. El 23 de julio, la resolución fue confirmada por la Corte de Apelaciones, cerrando definitivamente el caso. Y poniendo punto final a las aspiraciones de Celfin de recuperar su dinero.