Comieron, pasearon por la Avenida Perú y los cerros de Valparaíso, contaron chistes, tomaron pisco sour y fueron a misa. Pero lo más importante, según los presentes, es que hablaron de política sin anestesia. La tarde del viernes, Sebastián Piñera y un grupo de sus amigos -Carlos Alberto Délano, Ignacio Cueto, Gonzalo Mardones, Carlos Zepeda, Sergio Melnick, Cristián Boza y Alberto Espina- llegaron al palacio en Cerro Castillo para pasar un fin de semana junto a sus esposas.
Los momentos que reunían a las siete parejas alojadas en el segundo piso de la casona eran sólo tres al día: almuerzo, poco antes de la cena y la cena. El resto del tiempo, los 14 invitados se separaban y se dividían en grupos que partían a distintas partes de la región.
Aparte de la distracción, hubo largas tertulias, donde los amigos del presidente debatieron el rol que debe jugar en la última etapa de su administración. La conclusión: lucir más sus obras y logros y marginarse de las peleas chicas.