El pastor Eduardo Durán es un hombre de peso en  el mundo evangélico, y podría serlo ahora en la industria educativa. Ello, luego de que se convirtiera en el promotor para que su congregación se quede con el 66% de la Universidad del Mar. Bajo el paraguas de lo que él denomina las “Iglesias Evangélicas”, Durán ha propuesto la idea de que su corporación  se haga cargo de la casa de estudios. Para ello cuenta con el apoyo de los fieles pentecostales, algo que, de paso, molestó a otras ramas de la comunidad evangélica, que niegan participar de la negociación.  Durán es un hombre de armas tomar. Es el mismo obispo que el año pasado decidió alejarse de la organización oficial de la Iglesia Evangélica Pentecostal con un grupo de pastores. Se peleó con  la otra autoridad de esta iglesia, el obispo Roberto López, y la disputa escaló alto: ambas congregaciones reclamaron la propiedad de la Catedral Evangélica,ubicada en Estación Central, y amenazaron con no realizar el Te Deum.  Finalmente se probó que Durán no era el dueño legal de la propiedad. Pero difícilmente se quedará de brazos cruzados: entre la comunidad se comenta que Durán planea construir una nueva sede donde pueda dirigir los pasos de su referente religioso. Los recursos no serían problema, pues los diezmantes de su iglesia hacen aportes millonarios.