Roma era una de las pocas grandes capitales europeas donde Chile no tenía una sede propia para su embajada.
Por ello, cuando la embajada de Portugal puso a la venta su casona en el precio de 9,3 millones de euros, la Cancillería inmediatamente manifestó su interés. Sin embargo, había que superar un escollo: la construcción era considerada histórica, por lo que el Estado italiano tenía la prioridad para adquirirla, lo que finalmente no hizo, permitiendo que el gobierno chileno concretara el negocio. Esta semana comenzó la refacción de la casona, que será inaugurada en septiembre con la celebración de las Fiestas Patrias.