Desde su creación en 2008, el Consejo para la Transparencia ha respetado una regla: la rotación de los consejeros cada 18 meses en su presidencia. Y a fines de abril Alejandro Ferreiro, quien es el único consejero que permanece desde la fundación de la entidad, culminará su período al mando, que partió en octubre de 2011. 

Pero de acuerdo a la tradición, su sucesor está acordado y casi listo: será el abogado Jorge Jaraquemada, director ejecutivo de la Fundación Jaime Guzmán y quien reemplazó en 2010 a Roberto Guerrero cuando éste renunció para dedicarse a labores académicas en la Universidad Católica. Para que Jaraquemada llegue al cargo, el mecanismo es sencillo: votan los cuatro consejeros y gana por mayoría simple.

El abogado ha comentado a sus cercanos que está dispuesto a asumir el cargo. E incluso ha revisado si existe alguna inhabilidad entre ser presidente del Consejo y director ejecutivo de la Fundación Jaime Guzmán. Según el análisis, no habría incompatibilidad, por lo que la intención de  Jaraquemada es permanecer ejerciendo ambos puestos.

El principal atributo del cargo de presidente del consejo es su calidad de “voto dirimente”; es decir, es quien define un fallo en caso de empate. En lo que va de su período, Ferreiro usó 12 veces esa facultad.