Hay dos expresiones que Cristián Nazer (44 años) utiliza recurrentemente. Muchos “sí pues” y muchos “gracias a Dios” se le cuelan mientras habla. No es casualidad. Los primeros reflejan su pasado mexicano, los segundos su condición de laico consagrado de los Legionarios de Cristo. El lunes pasado, Nazer se transformó en el nuevo rector de la Universidad Finis Terrae y en el primer consagrado en asumir ese cargo. Su llegada al puesto no es el único signo de la presencia de los legionarios en el plantel. Los sacerdotes José Cárdenas, Xavier Castro, Raymund Cosgrave y John O’Reilly también integran el Consejo Superior de la institución.
Nazer no es un novato en la universidad de la avenida Pedro de Valdivia. De hecho, su nueva oficina está a pocos metros de la que ocupaba hasta el lunes pasado. Llegó a la Finis en 2007, para presidir el Consejo Superior, y en 2010 asumió la vicerrectoría académica. Por eso, cuando Nicolás Cubillos anunció que dejaba su cargo de rector para ocupar una gerencia en Colbún, el nombre de Nazer inmediatamente se transformó en una alternativa para la sucesión.
Illapelino, médico de la Universidad de Chile y magíster en Filosofía de la Universidad Anáhuac, en México, Nazer tiene una larga trayectoria ligada a los centros educativos de los legionarios. Primero trabajó en la Facultad de Bioética de la Anáhuac Sur. Luego, fue secretario general de esa universidad, y más tarde vicerrector académico de la Anáhuac Norte. Con esos pergaminos volvió a Chile en 2007, después de 15 años de trabajo en México, país en el cual se consagró como legionario.
Como parte del movimiento religioso, Nazer coincidió en un par de oportunidades con Marcial Maciel. Cuando surgieron los primeros rumores respecto de la vida del fundador, Nazer lo defendió y dijo que era un hombre “fiel al llamado de Dios”. Sin embargo, dice que al conocer la realidad cambió su opinión. “Mi entrega ha sido a Dios y mi trabajo no se ha visto influenciado por él”, sostiene hoy categórico. Aun así reconoce que el “caso Maciel” ha afectado en ciertos aspectos a la Finis Terrae. “Partimos con una mancha y así es más costoso conseguir donaciones”, comenta. Y aunque cuenta que algunos benefactores han seguido siendo generosos, agrega que el camino se les ha puesto algo “cuesta arriba”.
Como desafío para su gestión, Nazer se ha propuesto una palabra: “excelencia”. Sabe que es un término trillado, pero él está enfocado en mejorar la calidad de los profesores, la de los alumnos y la infraestructura en los campus. En abril espera inaugurar un nuevo edificio: 11.000 metros cuadrados que albergan una biblioteca, oficinas, un gimnasio y salas de clases, las que estarán disponibles para los 4.600 alumnos que asisten a la universidad de los legionarios en Chile.