La fórmula se ha repetido dos veces en el último mes, y en dos conflictos distintos: el paro de los recolectores de basura y la movilización social en Tocopilla. El subsecretario de Desarrollo Social, Miguel Flores, asumió rápidamente las negociaciones con plenos poderes para zanjar los problemas. Y ha logrado llegar a acuerdos que descomprimen las crisis.
El esquema es parte de un nuevo diseño estrenado este año por el ministro del Interior, Andrés Chadwick. La lectura es clara: no hay margen para que ningún conflicto se escape de las manos, menos en pleno período electoral. “No podemos repetir un Aysén”, comentan en La Moneda.
La fórmula considera como actores principales a Flores y al subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla. Ambos tienen la misión de identificar potenciales focos de conflicto, ir a terreno a solucionarlos y actuar como emisarios de confianza si se desatan los problemas. Ubilla, por ejemplo, ha mantenido constante actividad en dos frentes: evitar posibles protestas en la IV y V Región por la dura sequía, y dialogar con los pobladores de Arauco ante las crecientes críticas al plan para esa zona.
El análisis, hasta el momento, ha sido positivo: se ha logrado evitar crisis que golpeen al gobierno de Sebastián Piñera a nivel nacional. Pero el análisis es que los conflictos se intensificarán a medida que se acerque la elección. Especial preocupación hay por regiones como Antofagasta y Coquimbo, en que además hay posibles doblajes senatoriales y en que las protestas pueden perjudicar al oficialismo.
En esa línea, la semana pasada se decidió el cambio de intendentes en las dos regiones mencionadas. En ambos casos primó la mirada de que los jefes regionales no lograron ni anticipar ni manejar los problemas locales, lo que obligó a La Moneda a intervenir desde el nivel central.
A ello se agrega que para las próximas semanas se anticipa un fuerte despliegue en terreno del gabinete. Por ejemplo, esta semana el presidente Piñera viajó al Biobío para una serie de actividades.