El miércoles 21, cuando el personal del mayor observatorio radioastronómico del mundo, ALMA, votó la huelga, el director del proyecto, Pierre Cox, se trasladó hasta el desierto de Atacama, donde están las antenas, y se ha instalado allá en busca de una solución. El astrónomo belga comenzó a negociar personalmente con los trabajadores. Sin embargo, hasta la noche del miércoles, las gestiones de Cox en las alturas habían fracasado.
Según fuentes de ALMA, la dificultad para llegar a una solución radica en la cantidad de partes involucradas en la administración: ALMA es fruto de un consorcio entre América del Norte, Europa y Asia del Este en cooperación con Chile. La financiación procede en Norteamérica de la Fundación Nacional de Ciencia, el Consejo Nacional de Investigación de Canadá y el Consejo Nacional de Ciencia de Taiwán.