Intempestivamente, la sucesión de Carlos Larraín en la presidencia de Renovación Nacional comenzó a ser discutida esta semana entre  parlamentarios y dirigentes, quienes prevén una fuerte pugna interna.

Si bien Larraín había anunciado -en público y en privado- que en abril del próximo año no repostularía, algunos pensaron que el senador saliente podría haber cambiado de opinión, tras los buenos resultados obtenidos por el partido en las recientes elecciones parlamentarias. Pero Larraín, quien el lunes pasado cumplió 71 años,  confirmó esta semana  que su plan de retiro de la política, a partir del 2014, sigue intacto.

En ese escenario irrumpieron los triunfos de Manuel José Ossandón y  Andrés Allamand en la Región Metropolitana, quienes desplazaron a los candidatos de la UDI, y esa misma noche del domingo se transformaron en cartas para dirigir RN durante el período 2014-2015. Muchos apuestan a que ambos senadores buscarán proyectar una candidatura presidencial para el 2017 desde la sede de Antonio Varas. Mientras Ossandón recibió esta semana apoyos de una gran parte de la bancada, trascendió que Allamand estaría negociando una alianza con la directiva saliente, tema que ya habría sido tratado en un almuerzo realizado el lunes 18 en un restaurante en Providencia.

Mientras tanto,  el “piñerismo” también luchará por controlar la colectividad y así resguardar la opción del presidente para volver a La Moneda en cuatro años más.  Nombres hay de sobra, comenta un parlamentario, quien nombra a Cecilia Pérez, Lily Pérez y Felipe Bulnes, entre otros, para dirigir la colectividad. El plan de Piñera es “aglutinar” a la gente del partido que lo acompañó en el gobierno, como Ignacio Rivadeneira,  Rodrigo Hinzpeter y Catalina Parot, entre otros.

El único acuerdo  hasta ahora es que cualquier polémica, ajuste de cuentas o cuestionamiento será después de la segunda vuelta  del 15 de diciembre. “RN es hoy una olla a presión, que se destapará tras la segunda vuelta”, comenta una persona del partido.