En el Sistema de Empresas Públicas (SEP) exhiben con orgullo las buenas cifras que ha mostrado Ferrocarriles del Estado durante la actual administración. Marcada en períodos anteriores por irregularidades financieras y administrativas, EFE al parecer finalmente ve una luz al final del túnel. Según destacan en la compañía -que preside Joaquín Brahm-, en cuatro años lograron aumentar sus ingresos en 61%, los pasajeros de 22 millones a 28 millones anuales, y reducir el aporte estatal a las operaciones en un 70%. Esto ha permitido adquirir a través de licitación internacional 24 trenes de última generación, siendo el primer material rodante nuevo que se compra en 40 años. Y aunque aún registran pérdidas -$18 mil millones en 2013-, es una cifra 46% menor respecto a 2010.