El Ministerio de Desarrollo Social apuesta a convertirse en una pieza clave del nuevo gobierno, según se interpreta a partir de las autoridades que Michelle Bachelet designó para esa cartera. Allí la Mandataria electa instaló a funcionarios de su extrema confianza, elegidos con pinzas: como ministra nombró a su ex asesora del segundo piso, Fernanda Villegas (PS); como subsecretario de Servicios Sociales al sociólogo Juan Eduardo Faúndez (PPD), amigo del futuro ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo; y como subsecretaria de Evaluación Social a la ingeniera comercial Heidi Berner (independiente), quien fuera estrecha colaboradora en la Dipres del próximo titular de Hacienda, Alberto Arenas.
Que el núcleo del bacheletismo se tome esa cartera no es una decisión casual. Tras la última reforma del gobierno de Piñera, el reestructurado ministerio (que antes se llamaba Mideplan) instaló sus oficinas en el palacio de La Moneda y adquirió mayores atribuciones.
Desde allí se evalúa el impacto social que generarían los proyectos de todos los otros ministerios, fijando las prioridades gubernamentales, y se manejan los bonos y subsidios para los programas sociales. Uno de los sellos de la primera administración de Bachelet.