El 11 de marzo, la ministra Ximena Rincón se encontró con una fría oficina en La Moneda, sin cuadros. Al consultar por la ausencia de pinturas en las paredes, a la ministra secretaria general de la Presidencia le respondieron que una pintura moderna de grandes dimensiones que adornaba la oficina había sido enviada a las bodegas por su antecesor, Cristián Larroulet, a quien no le había gustado. Rincón pidió rescatar la pintura sin firma e intentó averiguar su autor durante varias semanas. Nadie sabía nada del cuadro, hasta que se encontró con otro ex Segpres: José Antonio Viera-Gallo, quien le contó que él había encargado la pintura a Diego Fernández, amigo de su hija artista, Manuela Viera-Gallo. El ex ministro pidió hacer una pintura moderna, inspirada en el mural “Alegoría del Buen y del Mal Gobierno” hecho en el siglo XIV en el Palacio Público de Siena.