A poco más de un mes que el presidente Barack Obama reciba a Michelle Bachelet en la Casa Blanca, el flamante embajador de Estados Unidos en Chile, Michael Hammer, habló fuerte y claro el martes pasado  durante un desayuno con empresarios organizado por la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio (AmCham).

Hammer, quien fue asesor de comunicaciones del Departamento de Estado,  señaló que el Trans-Pacific Partnership (TPP) con Chile es un tema prioritario para su país. “Antes de venir aquí, pasé por la Casa Blanca y me dijeron que, desde un principio, el TPP es un tema muy puntual que tenemos que trabajar con Chile”, comentó.

Mientras el embajador enumeraba las bondades del acuerdo para ambos países, detrás de él una pantalla gigante proyectaba el rostro de Obama con la siguiente cita en inglés: “El TPP impulsará a nuestras economías una reducción de las barreras al comercio y la inversión, aumentar las exportaciones y la creación de más puestos de trabajo para nuestra gente, que es la prioridad número uno”.

Una semana antes, en el mismo salón del hotel Ritz, el canciller Heraldo Muñoz, había puesto en duda la suscripción de este acuerdo por parte del gobierno de Bachelet, señalando que no están claros los beneficios para Chile y enumerando algunas áreas sensibles para el país, como son: propiedad intelectual, compras gubernamentales, sector financiero, autonomía del Banco Central, entre otras.