Que se haya puesto en tabla la votación secreta del nuevo ministro del Tribunal Constitucional (TC) justo el día en que estaban ausentes —por distintos motivos— tres de los miembros considerados “progresistas” (Carlos Cerda, Carlos Künsemüller y Ricardo Blanco) de la Corte Suprema es un detalle que no olvidarán en el oficialismo: a la larga significó que finalmente fuera electo el candidato ligado a la derecha, el abogado José Ignacio Vásquez.
Los 16 ministros presentes en el pleno del pasado 28 de agosto tuvieron que votar cuatro veces y, en tres de ellas empataron por ocho votos Vásquez con Eduardo Aldunate. Por ello, al final fue un sorteo el que definió que Vásquez se quedara con el cargo. Su elección, sin embargo, fue una dura derrota para La Moneda y el oficialismo, pues no consiguieron mantener la línea marcada por el saliente Francisco Fernández (PS), voto duro de la Nueva Mayoría.
De hecho, a las pocas horas de la elección, en el oficialismo había desazón por la poca atención que el gobierno, señalan dirigentes del bloque, puso a la designación del nuevo ministro del TC. Lo curioso es que el candidato oficialista, Juan Carlos Ferrada, sacó escasa votación, apenas dos votos, al igual que Humberto Nogueira y que Eduardo Sepúlveda, ligado al PS.
El revés se produce justo en momentos en que proyectos emblemáticos del Ejecutivo, como las reformas educacional y laboral y la despenalización del aborto, irían a parar a un tribunal que ya no estaría empatado con la presencia de Vásquez, quien, en su presentación ante el máximo tribunal, se declaró defensor del “irrestricto derecho a la vida”.