Adriana Delpiano no lo ha pasado bien desde que asumió en Educación. Pero tras la implementación de la gratuidad, le vino un segundo aire, señalan sus asesores. La ministra se ha estado reuniendo con grupos de estudiantes que recibieron el beneficio.
En este contexto, hubo una historia que la conmovió. El martes recibió, junto a la presidenta, a la primera generación del Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo (PACE) que entraba a la universidad. Terminado el encuentro, se le acercó Ana Orellana, una mujer que no alcanzó a terminar el colegio, para contarle que su hija, Evelyn Ávila, se había matriculado en Contabilidad en la USACh. Orellana le dijo que siempre supo que su hija era talentosa, pero nunca pensó que podría ingresar a la universidad.