La idea es poner freno a un mal que mata a 3.200 chilenos al año, y es la segunda causa de muerte en el país: el cáncer gástrico.
Para eso, el doctor Alejandro Corvalán, académico de la U. Católica e investigador del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas, está desarrollando un método que ha llamado fuertemente la atención de la comunidad científica: la “biopsia líquida”, que consiste en inyectar sustancias biológicas en las muestras de sangre de los pacientes, que fucionan como señalizadores para detectar tumores en estado temprano.
El avance, que estaría listo en cinco años, funciona en base a los marcadores genéticos que descubrió el propio investigador, y que ha probado con un 70% de éxito —junto a los doctores Alfonso Calvo y Catterina Ferreccio— en estudios hechos a 911 pacientes de Molina, la comuna con mayor tasa de cáncer gástrico del país.