Este año se cumple una década desde la incorporación de las mujeres a la Escuela Naval, y el aniversario no ha estado exento de polémicas. A un mes del escándalo ocurrido en la fragata Lynch, donde ocho tripulantes fueron procesados por instalar cámaras ocultas para espiar a sus compañeras, se dio a conocer un nuevo caso. Esta vez en el buque Esmeralda —en su parada en Hawái—, donde un recluta fotografió a una de sus compañeras mientras dormía.

A pesar de los últimos escándalos, la tasa de ingreso de mujeres a la Armada de Chile no ha variado. Según datos de la institución, por cada vacante que tienen, postulan 15 mujeres. Este año serán 27 las mujeres que ingresarán a la filas de un total de 148 treclutas que fueron recibidos el martes recién pasado.
Para poder evitar que se repitan casos como los de espionaje, la institución planea atacar desde lo educacional.

De acuerdo al contraalmirante Gonzalo Maldonado, director de educación de la Armada, se busca reforzar las asignaturas valóricas y de ética, ya que plantean que los últimos acontecimientos los obligan a revisar los planes académicos existentes. Además, pretenden mejorar el control y la supervisión para preservar la integridad, el respeto y la privacidad de las mujeres.