A muchos sorprendió que esta semana la DC nombrara al PRO como eventual compañero de la lista parlamentaria. El historial entre ambos ha estado plagado de confrontaciones, sobre todo entre Marco Enríquez-Ominami e Ignacio Walker, pero —como reza el dicho— la necesidad tiene cara de hereje.
Los enfrentamientos se originaron en 2009, con las insistentes críticas de ME-O a Eduardo Frei en la campaña presidencial que los enfrentó. El partido del ex presidente responsabilizó al entonces diputado de que Piñera ganara la elección. Tras la derrota, cuando se discutía ampliar la Concertación, Walker, entonces presidente de la DC, era el principal opositor a integrar al PRO. “La coalición son fuerzas afines. Otra cosa son los acuerdos electorales”, dijo el senador. Cuatro años después, ME-O tildó a Walker de “censurador” de las reformas impulsadas por el gobierno de Michelle Bachelet. Y en 2015, Walker advirtió que “sería impensable (un acuerdo con el PRO), porque la Nueva Mayoría se constituyó en torno a ciertas coordenadas, y el PRO en torno a otras. No hay nadie en la DC que esté disponible para algún tipo de alianza política, de candidatura común, con el PRO (...). Por la misma puerta por la que entra el PRO a la Nueva Mayoría, sale la DC”.