La casona de adobe que está en el Barrio Portales y que alguna vez fue la unidad de neonatología del Hospital San Juan de Dios, lleva años desocupada. Pero a partir del segundo semestre de 2018 se convertirá en el edificio piloto del plan de “viviendas interculturales”, un proyecto planeado en conjunto por la Municipalidad de Santiago y el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM).
La idea es ésta: ante el drama habitacional que enfrentan miles de inmigrantes en la comuna —que viven hacinados, subarrendando en condiciones miserables, en al menos 30 cités—, el municipio decidió refaccionar el inmueble de calle Portales y destinarlo como hogar provisorio para familias de alta vulnerabilidad seleccionadas por la fundación jesuita.
La casona será transformada en un complejo de 13 departamentos de 48 m —con dos dormitorios y un baño, y patios comunes—, de los cuales el 60% serán arrendados a inmigrantes que necesiten un primer lugar donde asentarse mientras consiguen su permanencia definitiva y un trabajo estable. El resto será destinado a familias chilenas sin acceso a vivienda.
Las familias beneficiadas por el proyecto, que si funciona bien podría ser replicado en otros sitios de la comuna, podrán permanecer uno o dos años en la casona, pagando un arriendo protegido de alrededor de $150 mil, y no tendrán que presentar documentos bancarios.