Pocos minutos antes de empezar el partido entre Colo-Colo y Deportes Temuco, el domingo pasado, coincidieron en el palco del Estadio Monumental el actual presidente del club que jugaba de local, Gabriel Ruiz-Tagle, y el presidente saliente, Aníbal Mosa. Era la primera vez que se veían luego del directorio que zanjó la salida de Mosa de la cabeza del club tras una soterrada maniobra de Ruiz-Tagle y su par en el directorio Leonidas Vial.
En la previa del partido en que Esteban Paredes anotaría su gol número 200, Ruiz-Tagle invitó a Mosa a que vieran el partido juntos. Sin embargo, este último se excusó y se ubicó junto al ex director de Colo-Colo, Pablo Morales, en los asientos de más abajo, evitando así el diálogo con el actual mandamás del equipo popular.
Durante los 90 minutos del cotejo se mantuvo en silencio, sólo en el entretiempo se asomó hacia la tribuna para saludar al par de personas que, a la distancia, le entregaban su apoyo tras su abrupta y polémica salida de la presidencia. Mosa agradeció cada muestra de afecto y se retiró del Monumental sin dar declaraciones.
Así ha sido la tónica de estos días. De acuerdo a sus cercanos, Mosa aún no logra entender cómo las fichas se movieron tan rápidamente a favor de la dupla Ruiz-Tagle y Vial y lo dejaron en un lugar incómodo dentro del club albo.
Los cambios en la directiva de Colo-Colo han generado dos bloques al interior del club, uno de los cuales rechaza de plano la llegada de Ruiz-Tagle debido a su rol en la colusión del confort. En diciembre del año pasado, la Fiscalía Nacional Económica determinó que existió un acuerdo anticompetitivo entre CMPC Tissue, ligada a la familia Matte, y la compañía sueca SCA Chile (ex Pisa) desde el año 2000 hasta diciembre del año 2011 y que el cartel comenzó con reuniones entre Jorge Morel, por parte de CMPC, y Ruiz-Tagle por parte de Pisa. Justamente Ruiz-Tagle tuvo participación en la compañía hasta 2012, cuando vendió el 50% que le quedaba de la propiedad a la firma sueca.
El otro bloque, si bien no adhiere 100% a la llegada del empresario a Colo-Colo, entiende que el club necesitaba un cambio, ya que durante la era Mosa se instaló la sensación de que estaba estancado, tanto en el ámbito deportivo (considerando que en el plano internacional aún no conoce de victorias, y en el campeonato local figuran en la cuarta posición), como en lo económico con un balance a 2017 que registraba pérdidas por más de tres mil millones de pesos, uno de los más críticos resultados del equipo.
Al asumir, Ruiz-Tagle anunció un aumento de capital de 10 millones de dólares para hacer frente al escenario económico y tener recursos para financiar la llegada de un nuevo gerente deportivo. Junto a este cargo también debe llegar el nuevo gerente de Finanzas. Uno de los nombres que sonaban era Laurence Golborne, sin embargo, en su círculo lo descartan.