Por Alejandro Alaluf Enero 10, 2013

La Consumer Electronics Show (CES) es el evento más importante de tecnología de consumo en el mundo. Creada en 1967 con la idea de que fuese una gran vitrina para mostrar los adelantos tecnológicos del año entrante, la CES se ha caracterizado por ser el lugar donde han debutado grandes aparatos, gadgets y tecnologías. Fue acá donde vio la luz el grabador de video (1970), el Pong de Atari (1975), el compact disc (1981), el primer Nintendo (1985), el DVD (1996) y la TV en alta definición (1998), entre muchos otros productos. En otras palabras, la CES era el evento donde la industria y, especialmente, los consumidores, quedaban boquiabiertos ante nuevas tecnologías que eran de verdad revolucionarias y marcaban tendencia para los años siguientes.

Este año, la CES está en una profunda deuda con todo eso. En esta ocasión, si tuviéramos que centrarnos en el producto que más se ha mostrado en esta versión de la feria, tendrían que ser pantallas. De todos los tamaños, utilidades y características. Todo tiene una pantalla, incluso flexibles. Al final, pareciera que todo lo que tenga que ver con hardware -sean smartphones, tabletas, cámaras, televisores, computadores, etc.- dejó de ser una novedad en sí. Ya no existe capacidad de asombro con las máquinas. El hardware, derechamente, se ha transformado en un commodity para la industria tecnológica.

Es cierto que efectivamente hay algunos dispositivos que llaman la atención por lo novedosos. ¿Pero son de verdad noticia los televisores 4K, ya comercialmente llamados Ultra HD, cuando el año pasado, en esta misma feria, se presentaron con bombos y platillos? La respuesta es no. Más aún considerando que, tras doce meses de haber sido presentada, aún no está disponible para el consumo masivo.

Pareciera ser que los fabricantes de hardwares presentes en la CES creen que más es sinónimo de mejor. En teoría, puede ser. Pero ¿de qué podría servir la noticia de un procesador de  ocho núcleos para dispositivos móviles? ¿Para jugar Angry Birds? ¿Para chequearse más “rápidamente” en Foursquare? Como novedad, obviamente asombra. Pero para el ciudadano común esto es intrascendente. Porque al usuario final lo que de verdad le interesa es el contenido, la utilidad de una aplicación en el momento justo o que un software de verdad le ayude a tener una mayor productividad. Es como si los fierros fueran avanzando mucho más rápido de lo que de verdad necesitamos. Como si olvidaran que a fin de cuentas, el contenido es el rey.

La industria tecnológica, si me perdonan la franqueza, se ha transformado en una competencia de “quién lo tiene más grande”, en vez de pensar realmente en las necesidades de su público.

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