Por Ángela Precht, desde Barcelona Abril 18, 2013

“El Rey podría violarte” fue el titular con el que amanecieron los kioscos de España en julio del año pasado. Más abajo se leía: “Y no le pasaría nada porque el artículo 56.3 de la Constitución lo declara inimputable. También podría robarle el bolso a una vieja, mearse en la calle, robar un libro en el Corte Inglés, bajarse música de Megaupload, montar un Megaupload...100 cosas que el Rey puede hacer y tú no”.

Se trata de Mongolia, “la revista satírica sin mensaje alguno”, como la definen sus creadores, un puñado de periodistas y dibujantes españoles y argentinos que con el humor más corrosivo le han devuelto el alma a las desamparadas audiencias de esta monarquía a la deriva.

Aterrizaron en plena crisis con la portada: “España tiene una salida (Barajas)”, en alusión al aeropuerto de Madrid; “Gallardón cree que la vida comienza en el cigarrillo de después”, fue la respuesta al ministro de Justicia y su acoso al derecho a abortar; “Rajoy ha muerto”, se reía en la cara del diario El País y su fotografía de Hugo Chávez entubado. El último número brama “Bergoglio, dimisión”, mientras la caricatura del nuevo Papa con metralleta dice: “De aquí no me mueve ni Dios”.

En sus páginas dan espacio a célebres twitteros del género como @elhematocritico o @masaenfurecida: “Hay que subvencionar los toros porque son una tradición española. Estudiar carreras universitarias sólo fue una moda extranjerizante”.

Mientras los medios tradicionales huyen hacia lo digital, Mongolia apuesta por el papel, se va al kiosco y mantiene una tirada de cuarenta mil ejemplares y más de mil suscriptores. Es un fenómeno homologable a The Clinic y a la argentina Barcelona de quienes se reconocen deudores. Pero también vienen a rescatar una tradición dormida en la sociedad española. Hacia el final del franquismo y principios de la transición, España parió míticas publicaciones de humor satírico como Hermano Lobo, El Papus y La Codorniz que reclutaron a grandes figuras como Maruja Torres, el escritor Manuel Vázquez Montalbán y los dibujantes Forges y El Roto.

Con la llegada de los socialistas, el encanto de Felipe González, el turismo primermundista, la Unión Europea, Aznar y los créditos e hipotecas para todos, los españoles entraron en una época dormida de comodidad y modorra donde la sátira política palideció. Sólo se mantuvo El Jueves, la revista que sale los miércoles con su humor gráfico, que vino a recordarles en 2006 que las instituciones podían ser muy violentas cuando la Casa Real ordenó secuestrar la edición en cuya portada aparecían los príncipes de Asturias teniendo sexo. “¿Te das cuenta si te quedas preñada?”, dice el príncipe. “Esto va a ser lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida”, contesta Letizia. Era una sátira a un bono de 2.500 euros que Zapatero dio a los recién nacidos.

Fue el último guantazo antes de que la crisis cayera encima. Hoy ni la monarquía se siente segura de repetir ese gesto agobiada por la corrupción que encabeza el yerno y que amenaza con arrastrar a la infanta.

En la trinchera virtual, inmejorable es El Mundo Today (www.elmundotoday.com). Un diario delirante con falsas noticias -al estilo del estadounidense The Onion- escritas con tal maestría que hasta se han colado en la prensa tradicional. “En un intento de acercarse al ánimo general, Nestlé lanza unas papillas con sabor a derrota”; “Movistar sube las tarifas de los teléfonos de juguete” o “Kim Jong-Un amenaza con derribar las Torres Gemelas”, son el tipo de titulares de esta web que nació en 2009, cuando la crisis agarraba vuelo.

Está claro que la crisis no es chiste, pero nadie dijo que no se podía reír.

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