La encuesta CEP despierta siempre fuerzas ocultas en la agenda pública. Tiene no sólo la capacidad de medir la realidad, sino de influir en ella y generar incentivos que suelen provocar cambios sustanciales en el comportamiento de los actores políticos.
Una nueva manifestación de esto se provocará producto de los resultados en la valoración de la opinión pública de Giorgio Jackson y Camila Vallejo, los dos principales líderes del movimiento estudiantil del 2011.
A Jackson le ha venido de anillo al dedo la “colaboración crítica” que eligió su movimiento de Revolución Democrática, mientras que Camila Vallejo, sin duda ha pagado los costos de la Nueva Mayoría, y en especial de los desaciertos de la políticas públicas y en especial los enredos de la gratuidad.
Para el Partido Comunista es un asunto muy duro el alto rechazo de la diputada Vallejo, una de sus figuras que parecía con mejor futuro y además la pérdida, una tras otra, de federaciones estudiantiles. Parece una quimera aquel año 2011 donde condujeron el movimiento estudiantil y cambiaron el rumbo de la política en Chile. Hoy no tienen presencia alguna en la CONFECH y deben cargar los insultos de sus electores por oficialistas.
Probablemente hagan muchos la lectura que Jackson se ve, en las formas y en el fondo, como un político distinto, y que su alza se debe al mismo desprestigio que sufren los de siempre, donde influye también su juventud .Un argumento a favor de ello lo da el mismo diputado : si se hubiese medido a Gabriel Boric, también habría salido bien evaluado.
¿Pero si es así, entonces como se explica la baja de Camila Vallejo? Tampoco ella es asimilable a la clase política.
La realidad es que Jackson ha sido extremadamente hábil en su estrategia de distanciarse de las oscilaciones en materia de gratuidad y de los problemas políticos de la Nueva Mayoría. A esto él lo llamó en sus inicios, “colaboración crítica”, que en lineal significa, no pagar los costos que ha enfrentado Camila Vallejo y el Partido Comunista. Pareciera que la polémica frase de Vallejo de hacer política con “un pie en el gobierno y otro en la calle” tenía bastante sentido.
El incentivo que crea la CEP es claro. La izquierda está pagando costos altos por su lealtad al gobierno actual.
Es probable entonces, que en el año 2016 La Moneda se enfrente a un Partido Comunista mucho más rebelde y en especial en temas que le son sensibles como la Reforma Laboral o la gratuidad universitaria. Y lo peor, que reaparezca, como los Sith, un fantasma conocido: los díscolos en el Congreso, dentro de los partidos más antiguos de la Nueva Mayoría.
En dichos partidos, hay muchos que envidiarán la posición de crítica y distancia de Jackson y probablemente tratarán de imitarlo, buscando reconocimiento en las encuestas, y frases de ternura en las redes sociales. No sólo porque es miel para cualquier político, sino porque es una necesidad en el período electoral que se avecina.
La “Colaboración Crítica” se extenderá como plaga por toda la clase política de centro izquierda, agregándole una dificultad adicional al Gobierno para poder sacar su agenda.
Estos últimos dos meses han sido complejos en el manejo de los asuntos de Estado, pero más asociados a impericias propias que a una oposición dentro de las propias filas oficialistas. Más allá de los reclamos que suele hacer La Moneda en sus vocerías por alguna que otra palabra fea de senadores y dirigentes de la Nueva Mayoría, la coalición ha votado ordenada todo lo que le mandan desde el Ejecutivo, incluyendo aquello que no es de su agrado, como la propuesta de nombrar contralor a Enrique Rajevic.
Pero el mensaje que se deduce de la encuesta CEP va a cambiar este comportamiento.
El año 2016 comienza el ciclo electoral, y con la incerteza de un cambio en el sistema electoral, que no solo es el sistema de elección, sino la configuración de distritos más amplios, y por tanto más accesibles a figuras con alta exposición pública y menos trabajo de base. Hay que sumarle a esta tormenta, las evidentes dificultades que tendrá el financiamiento de las campañas, lo que hará más mediáticos aún a los diputados que quieren reelegirse.
Y por supuesto, será la centro izquierda la que sufrirá la merma en las arcas electorales, la derecha siempre tendrá a los suyos y entiende los escándalos como un costo, y no como un cuestionamiento ético.
Y por tanto, pocos querrán ser oficialistas en un distrito amplio, con escasez de recursos, donde, proporcional mediante, puede haber más espacio para los Jackson y Boric. El comportamiento racional obvio, será ejercer conductas legislativas similares a los de los díscolos del gobierno anterior de la Presidenta.
El tiempo dirá si Giorgio Jackson será lo que el matemático Nicholas Taleb denomina “Cisne Negro”, un fenómeno inesperado que cambia de manera radical el curso de los acontecimientos, pero lo que, si es cierto hoy, es que su práctica política de la “Colaboración Crítica” ha llegado para instalarse.