Una explicación para el “ninguneo” de la izquierda al PDC es que la falange no tiene liderazgos presidenciales. La DC es vista como un barco sin capitán, sin estrategia y fácil de golpear. Además, como electoralmente sólo gana formando alianza con la izquierda, está obligado a mantener el pacto, aun soportando una serie de desaires. El que tenga al candidato presidencial más popular, manda en la coalición.
¿Qué está fallando? El PDC es el partido con la bancada de diputados más grande del pacto, con más concejales, más alcaldes y más Cores. Es un alumno con buen desempeño, pero maltratado. ¿Cómo evitar este maltrato? La única forma es haciéndose respetar. Y en política ese respeto se forja con liderazgos. Si el PDC no entiende esto, seguirá bailando al ritmo de la izquierda, cayendo en la potencial humillación de golpear las puertas de Lagos para enfrentar la presidencial de 2017.
En función de lo anterior, hice un ejercicio con la base de datos de la última encuesta CEP. Sé que existen múltiples críticas a la pregunta sobre evaluaciones positivas y negativas hacia distintos líderes. La pregunta no mide intención de voto, sino que una percepción de los políticos y su nivel de conocimiento. Así y todo, estar en los primeros lugares del ranking del CEP es una condición necesaria pero no suficiente para predecir candidaturas presidenciales o éxitos electorales. La excepción fue Eduardo Frei en 2009.
En el PDC está la figura de Ignacio Walker y del ministro Jorge Burgos, que en la última CEP alcanzó a entrar en los “top ten” del ranking. El problema para ambos es que sólo son conocidos por el 57%. Walker tiene una evaluación positiva promedio de un 22%, la que sube en votantes de centro a 36,7%. El problema para Walker es que el centro representa un 6,5% de electores. Dado que el CEP pregunta por una escala de cinco valores (izquierda, centroizquierda, centro, centroderecha y derecha), el centro como tal queda significativamente subrepresentado. Burgos tiene un promedio de 25,8%, pero en votantes de izquierda sube a 38,3%. Esto puede explicarse por su rol de ministro del Interior en un gobierno encabezado por el PS. El problema para Burgos es que esos apoyos de izquierda, cuando llegue el momento de transformarse en intención de voto, irán para Lagos, Allende o Insulza. Ni Walker ni Burgos logran apoyos sustantivos en el grupo de los desafectos que representan el 73,1%.
Ambos marcan mejor en mujeres que en hombres, y en regiones en comparación con Santiago, aunque en esta última dimensión los líderes de izquierda presentan brechas mucho más significativas. Según nivel socioeconómico, Burgos es más fuerte que Walker en los estratos más altos, pero ambos alcanzan mejores puntajes en los estratos medios, para luego caer bruscamente en los segmentos más pobres. El punto es que electoralmente el PDC tiene más apoyo en los estratos populares, pero esos estratos hoy están con Lagos.
Por último, muestro un ranking distinto. Excluí a Giorgio Jackson, pues mi idea era analizar a los potenciales presidenciales. Ocupé los nueve políticos que venían detrás de Jackson y adicioné a Ignacio Walker. Este ranking consiste en calcular el porcentaje de evaluaciones positivas según las personas que están seguras de votar en las próximas municipales (40%). Es encabezado por Insulza, seguido por Lagos y Allende. Piñera queda cuarto, y Burgos trepa del décimo al quinto puesto.
La DC tiene nombres. Uno muestra ganas, pero las encuestas le han sido esquivas. El otro tiene mejores resultados, pero escaso entusiasmo. No es el panorama más auspicioso, pero queda tiempo para corregir.