Por Andrés Azócar* Noviembre 7, 2009

© Nicolás Abalo

Jaime de Aguirre, director ejecutivo de Chilevisión, ha tenido un año más duro de lo que su orgullo y profesionalismo le permiten reconocer. Hace dos décadas era el cerebro de una campaña que sacaba a Pinochet de La Moneda. Hoy está a la cabeza de un canal que es propiedad de Sebastián Piñera, el candidato de derecha con mayores posibilidades de dejar fuera a la Concertación después de cuatro gobiernos seguidos.

Más allá de los resultados, CHV ha estado marcado por la decisión de Piñera de no vender el canal. Acá, las suspicacias son directamente proporcionales a la posición de la estación: mientras más rating marca (su noticiero está segundo en sintonía), más se recuerda el origen de su propietario. Y De Aguirre sabe que debe velar por los números, pero también por el valor de la marca.

Diplomado en Sonido de la Universidad de Surrey -Inglaterra-, dedicó parte importante de su vida a la producción musical y composición. Pero la TV -una droga- lo capturó. Primero en TVN, como gerente de Programación, y desde el 2002 a la cabeza de CHV.

Los resultados lo avalan.  En 2002, CHV obtuvo 4.9 puntos de rating promedio; en 2003, 5,5 puntos; el 2008 marcó 7,5; en lo que va del año va en ocho puntos.

Sin embargo, que Piñera mantenga la propiedad de CHV es tema. Muchos personeros de la Concertación se lo recuerdan a De Aguirre (en broma y también en serio) apenas lo ven, mientras otros simplemente lo acusan de "traidor". Una campaña tan estrecha siempre multiplica los adversarios y, a pesar de los matices, los golpes no llegan sólo al propietario, tal como sucedió con las acusaciones de Pablo Halpern contra el equipo de Tolerancia Cero.

-¿Cómo es dirigir un canal cuando su dueño es candidato a La Moneda? ¿Se puede mantener la independencia?

-No había ocurrido que un candidato presidencial tuviera empresas y, simultáneamente, un canal de TV. Pero no es tan relevante quién es el dueño: lo que realmente interesa es cómo se comporta el medio. Si uno mantiene un buen acuerdo con el publisher no hay por qué dejar de hacer un periodismo independiente, orientado a la audiencia. Eso es lo que hemos hecho siempre. Por lo tanto, el tema de la propiedad de Sebastián Piñera es un hecho con el cual convivimos desde hace un tiempo y francamente hemos gozado de la independencia necesaria para poder operar y hacer nuestro trabajo.

-El problema es que la gente tiene una percepción diferente de cómo funcionan los medios y aunque estén equivocados, que Piñera sea el dueño de todas formas es un costo para el canal.

-La gente puede pensar que los dueños de los medios tienen una influencia más cotidiana, pero no es así. Es verdad que a veces la percepción manda. En EE.UU., en la prensa escrita es muy clara la diferencia entre el publisher y la opinión del dueño. Y los contenidos periodísticos siempre están manejados por los periodistas.

Es muy difícil poder ocultar alguna malicia en un noticiero. O eres profesional o te dejan de ver. Así de fácil. Y ser profesional significa ser ecuánimes y perseguir la verdad y en eso no hemos cambiado ni un ápice desde que Piñera es el dueño.

Aquí en Chile, dicha transparencia sólo existe en la televisión. Es muy difícil poder ocultar alguna malicia en un noticiero. O eres profesional o te dejan de ver. Así de fácil. Y ser profesional significa ser ecuánimes y perseguir la verdad, y en eso no hemos cambiado ni un ápice desde que Piñera es el dueño. Ahora, entiendo que en un periodo electoral esto se utilice como herramienta de campaña.

-¿Entonces, a su juicio, es sólo una crítica política?

 -Sí. La gente juzga a los medios por lo que ve; en este caso por lo que aparece en la pantalla.

-Pero esto genera situaciones como que Frei no asistiera por un tiempo a Tolerancia Cero y que Pablo Halpern dijera que sus periodistas tienen conflictos de interés. Eso es sólo costo para CHV.

-Espero que Halpern no lo crea, porque es un hombre inteligente que lleva mucho tiempo en este negocio. De hecho, después se rectificó.

-¿A sus competidores les conviene esta discusión?

-No, sólo es política y tiene que ver con el periodo electoral. Si no fuera así, estaríamos hablando de un nivel de competencia superinjusto y disparejo. No quiero creer que ésta sea una herramienta de competencia creada por otros canales.

-Daniel Fernández, director ejecutivo de TVN, dijo a Qué Pasa que es legítimo que alguien que tenga un canal de TV quiera influir.

-Lo que un dueño puede tener es una palabra, una voz, que no es lo mismo que imponer una posición. Somos un canal con misión, línea editorial y en esos temas no somos neutrales. Por ejemplo, no lo somos frente a la democracia o el medio ambiente. El candidato puede tener una posición pública frente a esos temas, pero eso no significa que uno esté alineado con uno u otro… Te puedo asegurar que aquí trabajamos con el dueño por un proyecto televisivo y no para un candidato. La clave es ser transparentes. En televisión es muy difícil no serlo.

-Pero me imagino que Sebastián Piñera sí pesa. No creo que haya comprado CHV para verlo desde su casa.

-Con Sebastián Piñera compartimos un modelo de canal y es lo que se ve al aire, con sus imperfecciones y fortalezas. Es el mismo modelo en los cinco años que él lleva como propietario.

-¿Cuál es ese modelo?

-Es un canal principalmente orientado a satisfacer las necesidades e inquietudes de la audiencia. Tiene mucho peso nuestra relación transparente con ella. Hemos publicado guías editoriales y dentro de poco lanzaremos un texto con nuestra misión, valores y objetivos, que se expresa a través de una relación permanente y muy dinámica con el directorio del canal.

"Hasta aquí con Piñera, cero problema"

-¿Es correcto que un candidato a la presidencia tenga un medio de comunicación? Arturo Fontaine y Lucas Sierra piensan que no.

-Primera vez que se da. Lo que sería incorrecto es que el propietario utilizara su medio para su campaña. Con Piñera hasta aquí, cero problema.

-CHV y Mega dedican más tiempo a la crónica roja. Eso es un elemento de campaña para la oposición.

-Y Canal 13 también. Esto lo puedo responder sin ningún complejo. En los noticieros todos tocamos más o menos los mismos temas, titulamos de la misma forma. Creo que las noticias de seguridad y delincuencia son características de la vida moderna. Nadie puede hacerse el leso. Casi todas las familias chilenas han sido víctimas de violencia o delincuencia de alguna u otra manera. No podemos dejar de mostrarlo en los noticieros. Hay ciertos temas que la elite no quiere ver, pero eso es problema de ellos. Ningún canal tiene el poder de instalar un tema y hacerlo permanecer en la agenda. No somos tan poderosos.

-Me imagino que esa elite concertacionista no ve con buenos ojos que quien fuera un artífice de la vuelta a la democracia hoy trabaje con el candidato de la derecha.

-Esto ha sido circunstancial, el dueño podría haber sido otro. Y me alegro que sea él, porque ha sido un muy buen dueño. Desde el punto de vista empresarial, administrativo, no hemos tenido problemas. Y sí, por supuesto que complica que te señalen con el dedo. Pero que gente ignorante y malintencionada me trate de traidor me da lo mismo. Lo que uno tiene es su conciencia, avalada por un profesionalismo a toda prueba, la misma conciencia y el mismo profesionalismo que tuve en TVN.

-En términos personales ¿sería más fácil si Piñera no fuera el dueño?

-No lo sé. No puedo especular. Como dicen por ahí, si mi abuelita tuviera ruedas sería tren... La propiedad de Piñera ha sido muy interesante y de gran apoyo para el desarrollo de este canal. Eso me tiene muy tranquilo y muy contento en términos de números: la credibilidad y el rating han crecido tanto como los resultados económicos. Piñera ha tenido un gran respeto por velar por los que trabajamos acá. Yo conozco dueños que sin ser políticos, y menos candidatos a la presidencia, influyen en sus medios.

-¿Por qué a CHV le está yendo bien?

-Hemos procurado -y creo que nos ha dado resultado- tener una relación directa y transparente con las audiencias. También destaco nuestra capacidad de desarrollar productos de TV exitosos. CHV es un medio que compite mano a mano, todos los días, con los mejores canales de Chile. Y en varios horarios somos favoritos. Estamos logrando lo que un canal generalista tiene como misión: ser abiertos, diversos, pluralistas, multigénero. Las noticias son un tremendo pilar, pero no es lo único. Tampoco es menor que CHV tenga ya por diez años el único programa político estable de la televisión chilena, transmitido en horario prime de día domingo. Esto también es cultura. 

-Cómo recibe la crítica de cierta elite que dice que la TV sólo crea basura y no asume su responsabilidad con la cultura.

-Ése es un discurso fácil de decir, pero complejo de administrar. La TV iluminista es un fenómeno en decadencia en todo el mundo. No existe en la BBC, ni en la TV alemana y, por cierto, tampoco en Chile. La TV se ha vuelto más democrática y dialéctica con la audiencia. Es una relación lo más equilibrada posible entre oferta y demanda. Y esto no significa que no se puedan transmitir valores, como, por ejemplo, la solidaridad con la Teletón -aunque sea obvio- o servicio público con la franja política.

-Los han acusado de buscar mañosamente el rating. Por ejemplo, usando los rostros de la competencia para generar escándalos.

-Tenemos derecho de hacer escrutinio de la gente pública. En todo caso, las críticas me importan y las escucho con mucha atención, porque generan debate en el canal.

Creo que las noticias de seguridad y delincuencia son características de la vida moderna. Nadie puede hacerse el leso. Hay ciertos temas que la elite no quiere ver, pero eso es problema de ellos.

-¿CHV hace TV al límite, básicamente con productos centrados en la farándula?

-Simplemente pretendemos hacer una TV distinta, un complemento a la diversidad programática que existe en el país. Y que ésta sea del gusto del público. Eso nos deja tranquilos, porque crecemos año a año. Además, tratamos de hacer una competencia lo más leal posible. Evidentemente no consideramos todo lo que se dice de nosotros, pero si nos equivocamos, lo reconocemos abiertamente. Eso sí: defendemos el derecho de poder desarrollar los formatos que nos parezcan necesarios.

-¿Qué le parece la posición del Consejo Nacional de TV (CNTV), que muchas veces ha multado a CHV?

-No creo que exista un país que no cuente con un organismo de este tipo y lo respetamos. Sólo digo que el Estado no debería ser el único ente capaz de regular la TV. Creo mucho en la autorregulación, en la responsabilidad de las familias y de la sociedad organizada. Y también en las críticas de la prensa. No me parece que sólo el CNTV sea el que deba ejercer este control. Y mientras exista menos control y más orientación, mejor.

-La competencia con TVN es muy dura, se pegan bastante. ¿A qué se debe?

-Es parte del efecto de las telecomunicaciones y de una industria altamente competitiva y transparente. Cada tres meses todos publicamos balances y ratings… Y eso de pegarnos con otro canal, es circunstancial, casi anecdótico. La competencia es fuerte con todos los canales.

-Pero incluso Vicente Sabatini se fue de TVN hablando en contra de su ex jefe.

-Esa es una situación particular entre ellos y que venía de antes de que lo contratáramos. Lo importante es que Vicente está muy cómodo con nosotros preparando proyectos.

-¿Pero la competencia con el líder es más atractiva?

-Con todos tenemos algo en qué competir. Salvo el gran fenómeno de Elisa, la diferencia de números entre los cuatro canales es poca y cada día se parece más a la competencia de la TV norteamericana o la española, en donde hay géneros y franjas horarias con más éxito que otras. Esto habla de una competencia activa y muy pareja.

-¿Y cómo ve la competencia del cable, que está incrementando sus ingresos publicitarios?

-Queremos que se nos reconozca que somos dueños y propietarios de nuestros contenidos y, además, que seamos capaces de negociar nuestra participación en el negocio. Porque es curioso que el 60% o más de la gente ve la TV abierta por el cable y que ellos cobren por eso. No le veo lógica.

-¿El cable tiene menos obligaciones?

-Sí. Y la pregunta que uno se hace es por qué sólo la televisión abierta es objeto de obligaciones públicas -como la franja electoral -mientras su competencia objetiva (43% de los chilenos está conectado a la televisión de pago) no las tiene. Este tema no debiera estar fuera de la discusión parlamentaria acerca de la nueva regulación de la TV.

-De los desafíos que ven como industria ¿cuáles son los más complejos: los altos costos o la pérdida de audiencia joven?

-La pérdida de audiencia joven va más allá de la TV digital, porque esos desafíos son permanentes. Y evidentemente los costos de producción son muy altos, pero estamos preparados. Afortunadamente somos un canal con una performance de gestión muy buena, que permite enfrentar los desafíos futuros con cierta tranquilidad.

* Director de la Escuela de Periodismo de la UDP.

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