Por Ana María Sanhueza Noviembre 14, 2009

© Nicolás Abalo

La periodista Manuela Gumucio es considerada una de las personas más cercanas a Marco Enríquez-Ominami, tanto que fue una de las primeras en enterarse que su hijo quería ser candidato. Fue en febrero de este año cuando por mail continuaron una de las tantas conversaciones familiares sobre política. Su hijo ya no quería seguir siendo diputado y barajaba si presentarse a senador. Su madre, en cambio, por esos días opinaba que debía volver al cine. Hasta que abrió su correo electrónico y lo leyó: Marco quería ser Presidente de la República.

Pese a que proviene de una familia política -su padre, Rafael Agustín Gumucio, fue fundador de la Falange Nacional y su pareja desde 1975 es Carlos Ominami-, para ella las cosas no eran tan fáciles como para Marco: "Le dije que ser presidente es una cosa que se piensa toda la vida, y que para serlo hay que quererlo profundamente". Rápido, le llegó una respuesta: "¡Pero si yo quiero profundamente!". Manuela mostró de inmediato la frase a una amiga: "Mira lo que quiere este patudo", comentó  sonriendo.

Desde ese episodio, su único hijo -cuyo padre es el mirista Miguel Enríquez-  hoy marca 19 %  según la última encuesta CEP. "Es el único candidato que crece y los otros pierden", dice su madre.

-¿En qué estaba usted políticamente antes de que ME-O fuera candidato? ¿por quién pensaba votar?

-Iba a votar por Arrate en primera vuelta y en segunda por Frei.

-Si iba a votar por Arrate ¿entonces hace tiempo que no se siente parte de la Concertación?

-Me siento parte de la Concertación, pero no de aquella parte autoritaria ni de la Concertación que quiere echar tierra a los verdaderos problemas que hemos tenido. No quiero votar más por la Concertación para que después, por razones equis, terminemos haciendo la política de la derecha. No quiero votar más por un programa para que terminemos en otro.

-Mucha gente teme votar por su hijo en vez de Frei, pues eso podría significar que salga Piñera.

-Eso me parece absurdo. Las encuestas, incluida la CEP reciente, y el sentido de la calle que uno escucha, dicen que hay muchas más posibilidades de ganarle a Piñera con Marco que con Frei. Echarle la culpa a Marco de una eventual derrota de Frei en segunda vuelta, si esto se diera así, sería de una mala fe enorme. Yo creo que Marco está sumando a la causa progresista nuevos adeptos y revitalizando el debate político.

-¿Qué pasará si Marco pierde? ¿será un suicidio político? 

-No. No tengo idea qué pasará, pero desde mi punto de vista, Marco ya ganó. Estoy convencida de que tiene que ser presidente ahora. No comparto estos argumentos, que parecen buena onda, de que este niño quede para la próxima. Tiene que ser hoy día presidente. Sería muy frustrante que eso no ocurriera. Estamos ad portas de algo como lo de Obama. Es ahora que la gente tiene ganas de participar y dar el paso adelante hacia nuevas formas de gobernar.

-Ok, pero si pierde...

-No pasará nada. Marco tiene que estar superorgulloso de sus capacidades. Ha demostrado que se puede tener un discurso como el suyo y que el mundo no se cae a pedazos.

-¿Marco puede ser el sepulturero de la Concertación?

-Yo creo que la Concertación es la que se ha sepultado a sí misma. Y el máximo error que podría haber jugado Marco -y que es difícil de afirmar científicamente- es ser un agente revelador y haber puesto en evidencia cosas que todo el mundo percibía. Porque la Concertación estaba haciendo una cuestión de honor el no reconocer ningún error. Vamos a ver nacer otra gran mayoría en Chile.

-Si ME-O no pasa a segunda vuelta ¿debe entregar sus votos a la Concertación?

-Marco no tiene nada que negociar, no es dueño de ningún voto. Del suyo, a lo mejor, pero ni siquiera de mi voto. Lo que Marco decida sobre qué hará en la segunda vuelta es su tema, no es el mío. Me siento tan libre de votar por él en la primera vuelta como de hacer lo que quiera en la segunda.

-¿Cómo votará usted en la segunda vuelta?

-Si Frei va a la segunda vuelta, voy a votar por él, obvio.

-¿Qué cree que debe hacer la Concertación si ME-O pasa a segunda vuelta?

-Estoy convencida de que esos criterios tan agresivos de Camilo Escalona y esa indiferencia de Frei -que no se quiere pronunciar sobre esa posibilidad- no representan el sentimiento de la Concertación. Yo creo que no son más de cuatro los picados. Sinceramente, creo que en la Concertación -porque la conozco y ahí están mis amigos- están absolutamente abiertos a estar con Marco. Los que se mantendrán en actitud de resentimiento, son muy pocos.

-¿Qué opina de Frei como candidato?

-No tengo opinión.

-¿Le molesta como candidato?

-No, le encuentro muy buenas cosas.

-¿Qué piensa del gobierno anterior de Frei?

-No tengo idea, no tengo recuerdos particulares, salvo el tema de Pinochet, que me cargó. Encontré indignante que lo trajeran a Chile. Además, Pinochet se burló de ellos. Asqueroso. Me pareció pésimo. Pero él y la Martita siempre me han caído bien. Me han gustado todos los presidentes de la Concertación. No tengo nada contra ellos.

"Marco no tiene nada que negociar"

Los MEO-Piñeristas

-¿Qué le parece que un 29% de los votos de Marco se vayan a Piñera, según reveló la encuesta CEP?

-Me parece pésimo, pero no tengo mucha confianza en ese dato. Es una pena, qué quieres que te diga. Pero lo importante es el resultado que sacó, porque lo de Marco es impresionante. En poco tiempo ha tenido un mejoramiento en todos sus atributos. Es muy positivo que el 40% piense que es el más apto para resistir a las presiones.

-¿Le molesta que tenga tanta llegada en la derecha?

-Es que no creo que sea de la derecha... Marco concita la posibilidad de que sectores que han sido tradicionalmente de derecha estén de acuerdo en ciertos aspectos que son más bien patrimonio de la izquierda, porque sus propuestas tienen un fuerte componente de izquierda: van por el mejoramiento sustancial de la educación pública y tienen que ver con una reforma tributaria.

-Pero su hijo tiene en su equipo a Paul Fontaine, que es de derecha,  ¿qué le parece?

-Marco lo dijo muy bien en el debate: si Paul Fontaine siendo de derecha tiene una visión crítica, como la tiene, sobre ciertos comportamientos empresariales poco productivos, bienvenido sea. Ahora, si tiene intereses en las eléctricas, obviamente que su punto de vista sobre ese tema se escuchará, pero no será concluyente.

-¿Es estratégico tener a alguien así en el comando?

-No se trata de estrategia sino que de hacerse cargo que el mundo empresarial es clave para el desarrollo y se necesitan expertos en materias económicas de todos los mundos. Con todo esto, Marco me ha dado una lección. Yo vengo de una historia tan traumática como lo fue el golpe de Estado, que me cuesta confiar en gente de derecha, y encuentro fantástico que por fin las nuevas generaciones se relacionen sin ese karma.

-¿Hasta ahora sus relaciones sociales eran sólo con la izquierda?

-Sí. Pero tengo unas pocas amigas que son de derecha. Tú comprenderás que mi mundo social antes del golpe era más bien cargado a la derecha porque estuve en las Ursulinas y mis amigas del barrio eran del Villa María, muchas dueñas de fundos. Lo pasé fantástico con ellas, las adoro y me da mucha pena no haber envejecido con ellas. Y eso fue producto del golpe.

-Hay quienes critican a ME-O por ser un híbrido: con él están Fontaine, Max Marambio, Rodrigo Danús...

-Me latean los lugares comunes con estas personas que siempre sacan a relucir... Tengo tanta seguridad en el pensamiento de Marco, que no tengo ningún miedo. Con Marco llevamos una larga conversación de 36 años y sé lo que él piensa, pero él me ha dado una lección y me hace bajar todas compuertas y darme cuenta de que somos de otra generación. Eso me alegra muchísimo, porque tenía que llegar el día en que esto pasara. La gente que está con Marco sabe cómo piensa y respeta esta apertura de no seguir castigando a los hijos de todas las personas que fueron responsables del golpe. El senador Larraín, UDI, tiene un hijo cineasta superlibre, nada que ver con la idea de lo que nosotros llamábamos el momio. Tengo total seguridad sobre Marco y sus profundas convicciones de izquierda.

-¿Esta campaña ha tenido costos personales, como pérdida de amistades?

-Las pérdidas de amistades no han sido por esta campaña, se han ido produciendo desde hace un tiempo. Ha sido muy triste para mí el alejamiento que hemos tenido por diversos conflictos políticos, como con los Lagos, los Núñez y otra gente que nosotros queremos mucho y con la que empezamos a vernos menos. Pero la decisión de Marco no significó nuevas pérdidas. Al contrario, ha sumado a una nueva generación que veo en el comando, muy inteligente y capaz. El otro día conversaba con el jefe de campaña de Marco y me decía: "Tenemos muchas cosas que no funcionan muy bien, pero parece que al lado de los otros, estamos mejor". Le contesté: No me cuesta creerte porque todos los comandos son un horror en general. Yo conocí de cerca el de Lagos y había miles de conflictos.

-¿Por qué?

-Lagos decidió no nombrar jefe de comando. Entonces era una rotativa y todos se echaban la culpa de todo. Era espantoso. Entonces, esta nueva generación que está en el comando de Marco a mí me permite descansar contenta.

¿Hijo jubila a padre y madre?

Manuela Gumucio

-¿La candidatura de su hijo jubila a su generación?

-Sí, puede verse así, pero también lo podemos ver como una posibilidad de liderazgo de un joven que trabajará sin problemas con otras generaciones, porque Marco ha sido siempre amigo de gente mayor, tiene pocos amigos de su edad. Una de las cosas más sorprendentes de él, y que yo envidio porque soy mucho más tímida socialmente, es que se relaciona con todo el mundo y no tiene ningún prejuicio. Sin ir más lejos, se había hecho bien amigo de Jorge Arrate que estaba bastante fascinado con Marco, hasta que le surgió como competencia...

-¿Y la candidatura de Marco no jubila a Carlos Ominami, quien finalmente nunca fue candidato a la presidencia?

-La irrupción de Marco como candidato a La Moneda efectivamente puso a Carlos en la segunda fila. Viene de demasiado cerca la opinión, pero objetivamente Carlos es uno de los políticos más interesantes que hay, por su trayectoria. Carlos también podría haber pensado ser candidato a la presidencia y todavía puede serlo, pero Marco surgió ahora y Carlos fue muy rápido y generoso al reconocer toda la potencia y el talento de Marco.

-¿Cómo se vivió esto al interior de la familia? Leí que Marco usualmente empujaba a Ominami para que él asumiera un liderazgo. "Si tú no tomas la candidatura,  yo la tomo", le decía.

-Marco ha sido bastante crítico del exceso de disciplina partidista de Carlos. Siempre he pensado que la decisión de Marco de ser candidato a la presidencia es en una pequeña parte también una reacción a nuestra actitud, demasiado ordenada, un poco desesperanzada frente a la posibilidad de cambio en el conglomerado.

-¿Es cierto que apenas supo que sería candidato, usted fue la primera en decirle que se bajara para no dañar a la Concertación?

-Yo creo que él en eso exagera, dice que lo desperté de una siesta y le dije "tenís que bajarte"...Capaz que lo haya hecho, no me acuerdo, son cosas que yo puedo hacer…pero tengo que aceptar que me pareció demasiado herético, pero a poco andar su gesta me conquistó.

"Marco no tiene nada que negociar"

"Soy un poco dura con Marco"

-En el libro El Díscolo, de Patricio Navia, ME-O dice que usted, cuándo él era niño, le decía que era tonto, que no tenía ningún talento...

-Te juro que eso sí que no es cierto. Me vive dejando mal, así es que ya no alego. Esa será su visión de las cosas, muy respetable, pero no tan exacta. Es cierto que yo siempre digo cosas atroces de Marco, porque me da vergüenza que se note lo que lo  quiero y admiro. Siempre hemos sido súper apegados, fui una madre  privilegiada porque no conocí nana alguna.

-¿Entonces a qué se refiere ME-O?

-Lo que yo debo haber dicho es que Marco era un niño muy normal. Carlos contó una vez que sus primos, Rafita (Rafael Gumucio) e Ignacio, habían sido educados en forma súper intelectual, mientras que Marco era lo más común que podía haber y lo encontraban raro. Él jugaba con unos monitos y era el típico niño común y corriente, mientras que Rafita y su hermano habían sido educados con las técnicas modernas. Mi cuñada Isabel Araya, que es la mujer más adorable del mundo, a veces dejaba que sus guaguas le tiraran la comida por la cabeza para que se expresaran... Entonces, tú llegabas a su casa y ella estaba con la cabeza llena de papas. Lo que yo trataba de decir era que Marco no era nada especial. Trataba de que fuera común y corriente. Soy un poco dura con Marco. En Francia lo llevé a una psicopedagoga porque venía un momento de exigencia mayor escolar.

-¿Lo llevó a la psicopedagoga antes de que tuviera problemas?

-¡Exacto! Y la psicopedagoga me dijo: "Este niño tiene niveles de exigencia espantosos". Quizás hice eso porque quería que fuera buen alumno, no como yo que era un desastre. Odio los colegios, y siempre le propuse a Marco que no fuera al colegio. Le decía: "Si te da lata ir hoy, no vayas". Y él siempre quiso ir, porque ahí estaban sus amigos. Él no cargaba los traumas míos. El pobre Marco vivió en una gran exigencia intelectual, que no venía de mí, que soy alguien muy ignorante, pero mi mamá, que era muy divertida, odiaba la tontera. Y eso marcó a Marco y a Rafita.  

Familia desclasada

-Marco siempre echa mano a sus apellidos, a su familia...

-Eso lo ha dicho Arrate: "Yo no tengo ningún nombre atrás". Pero Marco tiene toda la razón, porque viene de una familia de la que puede sentirse orgulloso. La herencia de Marco es una cantidad de gente que lo único que hizo fue enfrentarse contra la elite, contra su propia clase y correr riesgos. Eso viene desde mis abuelos -Manuel Rivas Vicuña y Rafael Luis Gumucio Vergara-. Es una familia, como dijo muy bien Jocelyn-Holt, que a pesar de pertenecer a la elite optó por los más pobres. No te voy a aburrir, pero mis dos abuelos fueron críticos de los grandes hacendados, del tratamiento de los inquilinos y de las desigualdades de todo orden. Miguel (Enríquez), a pesar de que venía de una familia acomodada, también hizo una opción clarísima. Mi papá (Rafael Agustín Gumucio) también lo hizo.

"La irrupción de Marco como candidato a La Moneda efectivamente puso a Carlos (Ominami) en la segunda fila. Carlos también podría haber pensado ser candidato a la presidencia y todavía puede serlo, pero Marco surgió ahora y Carlos fue muy rápido y generoso al reconocer toda su potencia y talento".

Si Marco llega a ser presidente, llega a la presidencia una trayectoria particular de lucha en Chile, con un estilo muy importante. Con esa consecuencia extrema y que les valió persecución y castigo, porque mis dos abuelos fueron desterrados por Ibáñez, tal como mis padres y nosotros mismos.

-Usted estudió  en las Ursulinas ¿cómo se sentía allí?

-Bien. No tengo nada de cuica, pero si quieren me declaro cuica. Me encanta poder pasearme entre todas las clases con la libertad que lo hago. No tengo problema. Me acuerdo que una vez un amigo socialista me dijo que "a pesar de todo tu militantismo de izquierda, eres una cuica y serás siempre una cuica". Le noté una cuestión superagresiva, como diciéndome: "En el fondo, tus orígenes no se borran". Lo encontré tan inútil como reflexión.

-Ha dicho que su familia era desclasada, ¿usted también?

-Sí, un poco. Marco no tiene nada que ver con ese tema de clases, muy chileno. El es un típico personaje de clase media. Sin ni un resabio aristocratizante. Yo tengo más, a través de mi mamá y mis tías. De chica, mis padres eran tan rupturistas y avanzados que me sentía muy ajena al mundo de mis compañeras y esto no me hacía feliz. A los niños les gustan los padres convencionales. Más grande comprendí el valor de su rebeldía.

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