En el comando presidencial de Eduardo Frei se vivió una jornada ajetreada el martes pasado. Hasta la medianoche, los principales dirigentes de la campaña aún se mantenían atentos a sus teléfonos en espera de la confirmación de si habría un cambio radical de los rostros que estarán a cargo de la segunda vuelta.
Aunque algunos nombres ya han trascendido a la prensa, la expectación estaba centrada en la permanencia en su cargo de quien es para muchos el hombre más poderoso de la campaña: Pablo Halpern. A nadie le resultaba indiferente la decisión que en esas horas tomaba el ex mandatario. El rumor era que el jefe de comunicaciones salía. Él, en todo caso, lo desmentía en privado.
Sebastián Bowen no escapó a esa inquietud. En medio de estos rumores de cambio, el ex director de Un Techo para Chile habla sobre la evolución de la campaña, de su rol en la recta final y critica a la Iglesia por su posición frente a la homosexualidad.
-Ha trascendido que habrá un equipo nuevo distinto para la segunda vuelta. ¿Es eso efectivo?
-Así es, hay un equipo que está trabajando para la segunda vuelta.
-¿Está considerado en ese grupo?
-Eso dependerá del presidente Frei.
-¿Este cambio está influido por los problemas que habría al interior del comando presidencial?
-La relación que hoy existe es de trabajo. En el último tiempo no ha habido conflictos. La verdad es que ha contribuido a esto el hecho que se hayan aclarado con más precisión los roles de cada uno.
-Existen fuertes rumores respecto a la permanencia de Pablo Halpern en la segunda vuelta electoral. ¿Qué opinión tiene usted de su gestión como estratega comunicacional?
-Yo no comparto el estilo de Pablo Halpern.
-¿Por qué?
-No sé si por la urgencia de la campaña, por el rol que tiene o por él mismo, pero muchas veces pretende controlar todo lo que se dice hacia fuera y la ciudadanía percibe una campaña que está oculta, un candidato que está amarrado. A mí, en lo personal, me gusta más el estilo de los políticos que construyen en el largo plazo. Ésa es la mejor forma de mostrar sinceridad, libertad y naturalidad, que es lo que está pidiendo la ciudadanía.
-¿Cree que esto ha causado daño a la campaña?
-No sé si la ha perjudicado. Pero yo soy mucho más partidario de construir relaciones humanas en los equipos de trabajo, de evitar las agendas personales y mantener lazos de fidelidad hacia mis compañeros. Pienso que así es como las campañas andan bien, porque eso se refleja y se transmite hacia fuera. Ahora bien, tampoco existe tensión ni ausencia de mística en el comando. Yo sigo ahí porque creo en lo que representa Eduardo Frei y también porque confío en la Concertación.
-¿Lidiar con estos estilos ha sido lo más complicado para usted, que no conocía el track político?
-Lo más difícil es que existe un grupo que hace política con miras al largo plazo, pero también otro que se dedica a la politiquería. Este último está preocupado de pegar codazos para estar al lado del candidato en la foto o les inquieta saber cómo saldrán al día siguiente en los periódicos. Me he encontrado con miles de agendas personales, con millones, cuando de lo que hay que preocuparse, de lo único, es del proyecto de Frei. Mire, las cosas funcionan mal desde el momento en que una persona filtra una información en off, tratando de ocasionar daño a alguien en función de priorizar su agenda personal. Yo vengo de un trabajo donde los títulos, las nominaciones, eran importantes, pero siempre secundarias al desempeño que tú tenías. Aquí, en cambio, me he encontrado con un mundo que funciona al revés: lo más importante es cuál es tu título y tu nombre. Por esa razón, cuando me preguntan si sigo siendo el coordinador general de la campaña, pienso: póngale el título que quieran, yo mi pega la hago la igual.
"No comparto el estilo de Halpern"
-Dentro del comando ¿con quiénes tiene más sintonía?
-Para mí ha sido importante la relación con Ernesto Ottone, con quien converso al menos dos o tres veces por semana y cuya visión aguda de la política ha sido un aporte. También me gusta el estilo de Jorge Pizarro, un hombre que te dice las cosas en la cara cuando está en desacuerdo contigo. Es derecho. Cuando te da la palabra, la cumple.
-Su estilo frontal no siempre parece afortunado. Esta semana causó revuelo que pusiera en una misma condición a la homosexualidad y la pedofilia.
-Ésa no era la intención de Jorge. Él apuntaba a revelar situaciones que suceden y que muchas veces, por no enfrentarlas como sociedad, producen un doble estándar. En ese contexto fue que él habló de la pedofilia, lo que es un delito, a diferencia de ser homosexual.
Cuero de chancho
-¿Le afecta escuchar que su designación fue un mero golpe comunicacional?
-Ya no me afecta, porque entiendo que detrás de esa afirmación existen intereses y formas de minimizarte. Siempre se dice que para estar en política se requiere de cuero de chancho. Les puedo decir a todos que el cuero de chancho se hace, no es que se tenga de antes.
-¿Se sintió desplazado de la primera línea de la campaña cuando La Moneda intervino en el comando e ingresó la madre de la presidenta, Ángela Jeria, y la ex ministra de Sernam, Laura Albornoz?
-Me parece muy coherente que figuras de un gobierno con una altísima aprobación formen parte de un equipo como el nuestro, que es el que dará continuidad a lo realizado por la presidenta Bachelet.
-¿Qué opinión tiene de la forma inesperada en que se realizó el cambio de diseño de la plana mayor del comando?
-Evidentemente me hubiese gustado saber.
-Según usted, ¿por qué las cosas se hicieron de esta manera?
-Eso habría que preguntárselo al mismo Pablo (Halpern).
-¿No se lo ha preguntado?
-No, nunca.
-Usted, como rostro de la campaña, ¿no conversa con quien es el jefe de comunicaciones?
-Sólo cuando es necesario.
-¿No le sorprendió en este episodio la reserva con que también actuó el propio candidato presidencial?
-No, porque inmediatamente pudimos conversar con él. Cuando sucedió, inmediatamente me llamó. En todo momento, el ex presidente Frei ha actuado con deferencia y nunca he visto que le haya quitado el piso a la gente del comando.
-Eugenio Tironi dijo en una entrevista que la candidatura de ME-O afectó su liderazgo como rostro símbolo del recambio generacional. ¿Se siente defraudado, como expresó el sociólogo?
-No, no me siento defraudado. Ahora bien, creo que para nadie es una sorpresa que al momento de transformarse en candidato presidencial, Marco tuvo una figuración pública que ningún otro joven tiene en algún comando. Es imposible de contrarrestar. Pese a eso, no tengo recuerdos de otra campaña en que rostros como el de Paula Narváez, Óscar Landerretche o Cristóbal Huneus asumieran un rol público tan gravitante.
-Usted dice que ha debido tener "cuero de chancho" . ¿Le ha faltado apoyo como figura de la campaña?
-Mmm, no, aunque el poder está acompañado de soledad. Esa es una condición sine qua non.
-¿Por qué lo dice?
-Porque he visto que en más de una ocasión el Senador Frei ha debido tomar en conciencia decisiones complejas en función de grandes proyectos colectivos. En estos casos me he percatado que su familia es muy importante para él. Para mí también ha sido muy relevante mi familia, mi equipo de trabajo, y como ya he señalado personas como Ernesto Ottone.
-¿Hace usted alguna autocrítica a su desempeño en la campaña presidencial?
-En un principio desempeñé demasiadas funciones y eso hizo que no me especializara en un tema. Por un asunto de capacidad, nadie lo podría haber cumplido. En este último tiempo, me he abocado a desarrollar temas más sociales. En todo caso, mi acción no está ni estará en los comités políticos. Si asisto a esas reuniones (en el comando), se debe a que es importante saber lo que se está conversando y también hacer ver mi opinión.
"No comparto el estilo de Halpern"
Campaña confrontacional
-Usted critica el giro comunicacional que ha tenido la campaña de Eduardo Frei, sin embargo, ha sido uno de los francotiradores más duros contra Sebastián Piñera.
-Una cosa es la confrontación y otra es hacer una campaña que no defienda la ética pública. Me refiero a que los negocios deben estar separados de la política; es decir, los intereses particulares separados de los intereses ciudadanos en el servicio público. La verdad es que yo he aprendido desde chico que la honestidad es uno de los valores más importantes del ser humano y eso se ha puesto en tela de juicio constantemente en Sebastián Piñera.
-¿Qué le parece el hecho de que Piñera haya incluido a una pareja homosexual en la franja?
-Habla bien de él, de la sociedad, pero va a tener problemas con los partidos que lo apoyan. Vamos a ver qué dicen los parlamentarios que lo respaldan.
-Es un error de la Iglesia llamar a que no se hable de la homosexualidad. Soy parte de esta institución y me gustaría que lo aceptara como una realidad. Nunca he escuchado que Jesucristo criticara a alguien porque fuera homosexual.
-En este sentido, ¿qué opinión tiene de lo que señaló monseñor Alejandro Goic en cuanto a que los presidenciables deben tener un límite en sus propuestas?
-Es un error de la Iglesia llamar a que no se hable del tema. Soy parte de esta institución y me gustaría que lo aceptara como una realidad. Nunca he escuchado que Jesucristo criticara a alguien porque fuera homosexual.
-¿Qué piensa de la propuesta de Jorge Arrate de crear un frente anti-Piñera?
-Creo que Jorge Arrate hizo explícito algo que va a ocurrir de manera implícita: en segunda vuelta se enfrentará Eduardo Frei con Sebastián Piñera. Las tres opciones tienen harto en común. Comparten la idea de realizar un cambio en el campo laboral, potenciar la negociación colectiva y la sindicalización, y enfatizar la protección social.
-Pero Arrate ha dicho que ese pacto incluye votar por ME-O en segunda vuelta.
-Ponerme en el escenario de que no será Frei el que pase a segunda vuelta, lo único que hace es enturbiar las aguas de la campaña.
Me he encontrado con miles de agendas personales, con millones, cuando de lo que hay que preocuparse, de lo único, es del proyecto de Frei. Mire, las cosas funcionan mal desde el momento en que una persona filtra una información en off, tratando de ocasionar daño a alguien en función de priorizar su agenda personal.
-¿Se ha transformado ME-O con el tiempo en una candidatura viable?
-Un candidato no se sustenta por el solo hecho de ser joven. Lo que sí reconozco es que tuvo la capacidad de ser recipiente de un voto de rechazo a la política tradicional. Ése es un gran valor. Pero no me identifica, porque creo en un proyecto más colectivo y con historia. No en una opción donde no se hacen cargo de las cosas que se dicen y tras cuyas conclusiones se dice que su opinión no es responsabilidad de quienes las emiten.
-¿A qué atribuye que Eduardo Frei no haya despegado en las encuestas?
-En primer lugar, a que tienes sólo un candidato compitiendo explícitamente en la derecha. Aun así, Piñera tiene el menor porcentaje de adhesión entre los últimos postulantes que ha representado este sector político. En segundo lugar, obedece a que el voto históricamente concertacionista se ha disgregado en tres candidatos, dos de los cuales provienen de la coalición de gobierno.
-¿Tiene usted alguna visión crítica de la Concertación?
-Creo que los partidos necesitan una reforma urgente. Requieren de procedimientos claros respecto a cómo se definen las primarias. De una ley de financiamiento más transparente, de una fiscalización no sólo de parte del gobierno, sino también de la sociedad civil.
-A su juicio, ¿qué colectividad requiere renovarse?
-La democracia cristiana por su relevancia dentro de la Concertación debe renovarse con urgencia. Pienso que la DC, al igual que los otros partidos requiere reencontrarse con esa cualidad identitaria que aporta, y por tanto enriquece a la Concertación.