"El régimen que encabeza el Presidente Pinochet cuenta, a todas luces, con tres fundamentos esenciales.Antes que cualquier otro, hay que poner el pilar básico del Ejército y de las Fuerzas Armadas, en su conjunto, con todo lo que ello significa de patriotismo esencial, de sentido nacional, de visión a largo plazo de los intereses chilenos y de virtudes que, a lo largo de la historia, han sido soporte, justificación y espíritu de la raza misma. Además de las columnas armadas, el régimen cuenta con dos factores determinantes para la voluntad de los civiles y que influyen en el apoyo ciudadano al Gobierno.
El primero de tales factores es el anhelo de paz y orden que surgió a raíz de la crisis de nuestra democracia tradicional y de las tumultuosas experiencias de la década de 1960 y de los primeros años de la siguiente.
El otro factor de apoyo fue un programa o modelo económico de libertad que -pese a los grandes sacrificios que impuso- significó desarrollo económico y progreso individual en amplios sectores".
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"La presencia de estos tres fundamentos favoreció un ánimo de colaboración nacional pocas veces visto. Los intentos de oponerse al avance indiscutible del régimen hacia sus metas resultaron inútiles. Ni siquiera ha sido posible organizar una oposición viable, aparte de fallidas intentonas aisladas".
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"El país se ha gobernado por un equipo humano selecto pero reducido, que no suele dar cuenta de sus actos y que nunca anticipa sus decisiones. La modalidad de trabajo pareció eficaz mientras hubo confianza plena en la idoneidad de la conducción política. Tal confianza se acentuó, por lo demás, gracias a éxitos sonados en consultas plebiscitarias y en otros pasos audaces que confirmaron la magnitud de la autoridad presidencial -institución que se veía restaurada en su majestad republicana, después de años de vacilaciones y coqueteos demagógicos-".
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"Sin duda, atravesamos por malos días. El reducido y selecto equipo de Gobierno se está viendo aislado. La oposición, caracterizada por el señor Cardenal, no tiene ya virtualmente diálogo posible con las autoridades, salvo ocasionales palabras de buena crianza. Aunque nadie podría asegurar que se está formando un amplio frente de oposición con carácter generalizado, el llamamiento de Tucapel Jiménez sigue teniendo sentido".
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"El aislamiento del equipo de Gobierno no sólo se da en relación a los opositores. La ausencia sistemática de comunicación fluida con la ciudadanía, el desprecio por la capacidad reflexiva ajena y, por tanto, la repetición de consignas y razonamientos bastantes primitivos, la actual desconfianza hacia la prensa, el calificativo de "gasfiteres" para quienes opinan de cuestiones económicas generales sin formar parte del círculo de iniciados y, sobre todo, el régimen de acción por sorpresa en materias que afectan a intereses personales y familiares importantes de los ciudadanos, están dejando al equipo de Gobierno sin defensores entusiastas entre los que fueron y siguen siendo claros partidarios del pronunciamiento del 11 de septiembre".
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"Se está manejando mal el tema de la seguridad de las personas. Algo ocurre en los servicios de policía. No es propio de un Gobierno que se apoya en el anhelo de orden y paz tener que dar cuenta de tantos asesinatos sin móvil conocido y de tantas sospechas acumuladas. Sabido es que la justificación elemental de cualquier gobierno es el resguardo del orden. Y no hay orden cuando la vida se arriesga en la calle de la manera que está ocurriendo hoy, no ya en refriegas con extremistas, no en actos de guerra, sino en liquidaciones de cuentas que se conocen en las mafias extranjeras, pero que no habían existido hasta ahora entre nosotros".
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"No se está manejando bien el tema económico. Luego de casi un año de preparar al país para el ajuste recesivo, de dar seguridades de que el Fisco estaba sano y de culpar con las expresiones más duras a agricultores, industriales o grupos financieros por haber incurrido en exceso de ambición o en derroches, y haber gastado más de las entradas, sorpresivamente el señor Ministro de Hacienda anuncia al país la existencia de un importante déficit fiscal y esboza sin explicaciones suficientes las causas de éste y los tributos nuevos que gravarán a los contribuyentes".
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"La difícil situación no significa, por cierto, que deba darse oído a "misiones" o evocaciones de equívoco signo libertario, pues todo ello representa el fracaso del pasado. El instinto de paz, de orden y de seguridad de los ciudadanos coincide con el régimen autoritario imperante, no con veleidades demagógicas o revolucionarias. El esquema económico de libertad, el modelo económico social de las modernizaciones y del enriquecimiento espiritual y material de las personas debe quedar en pie, cualesquiera sean los errores de manejo táctico que le son accidentales, aunque podrían hacer peligrar el prestigio del modelo mismo".
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"El problema policial reclama la acción directa del Jefe del Estado. Hay allí cierta multiplicidad de servicios y aparentemente alguna contradicción de atribuciones. Han ocurrido hechos que no son dignos del país y que merecen la aplicación del termocauterio a los responsables".
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"El Presidente sabe reaccionar con las medidas y con las personas idóneas en circunstancias de crisis. En el problema policial y de seguridad todo parece indicar la presencia de circunstancias críticas. La persistencia de éstas perjudica al Gobierno, lesiona la paz interior y compromete, además, la seguridad exterior. No hay que olvidar que nuestras relaciones exteriores normales dependen de que se compruebe cierto nivel de derechos humanos, y que el manejo desacertado o ilícito del problema policial puede acarrear consecuencias dolorosas también en el campo internacional".
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"En el campo económico no ha existido información suficiente, y ahora se exige a un área ciudadana influyente (a quienes ganan más de 10 mil pesos mensuales de sueldo) un sacrificio de bastante consideración, el que se suma a los costos de los elevados intereses, de los negocios difíciles y del desempleo. Aquí también se espera la reacción presidencial, no para cambiar la línea básica ni para alterar el modelo de economía abierta y libre, pero sí para ir más allá de las deliberaciones con los círculos cerrados de las consultorías oficiales y encontrar fórmulas que aseguren un manejo más eficiente y convincente del difícil problema financiero y económico".