Joaquín Lavín asume sin sobresaltos el buen momento político por el que atraviesa actualmente: diversas encuestas publicadas en los 100 primeros días del gobierno de Sebastián Piñera lo sitúan como el ministro mejor evaluado y con mayor futuro de toda la administración.
Bastante menos conciliador que antaño, el titular de Educación ya no teme "quemarse" o gastar su capital político. Dice que quiere liderar la revolución educacional, que según él, "está a la altura de las reformas que hizo la Concertación en materia de justicia penal y sistema previsional".
-Se le acaba de abrir un nuevo frente con las duras declaraciones hechas por el rector Víctor Pérez en relación al nuevo proyecto de educación superior, presentado en La Tercera el domingo. ¿Es cierto que el ministerio prescindió de rondas de consulta con los rectores de los planteles públicos para la elaboración de este plan?
-Lo que expresó el jefe de la División de Educación Superior es en esencia el programa de gobierno que presentó el presidente Piñera sobre este tema, nada distinto. El presidente es el patrono de la U. de Chile y como tal tiene una especial preocupación por ella. Pero, al mismo tiempo, debe cumplir otros roles. Las palabras de Víctor Pérez son las de un rector. El ministerio, en cambio, debe mirar la realidad en su conjunto y tiene responsabilidad no sólo por un tipo de universidad, sino que por los 800 mil estudiantes de educación superior del país.
-Hace pocos días sufrió su primer traspié en el Congreso, cuando la Concertación rechazó el proyecto de ley sobre la nueva institucionalidad educacional, pese a haber comprometido su apoyo en el gobierno anterior.
-Me gustaría llamar a un gran acuerdo nacional por la educación en el Bicentenario. Éste requiere de cuatro puntos legislativos. El primero, la puesta en marcha de la Agencia de Calidad y la Superintendencia de Educación, que es el proyecto al que usted se refiere, el cual efectivamente está hoy nuevamente en el Senado, porque la Concertación rechazó algunos artículos. Lo segundo es el aumento de la subvención escolar; lo tercero es la reforma a la carrera docente, que involucra la modernización del estatuto; y el cuarto punto es buscar nuevas fórmulas de administración de la educación pública, es decir, alternativas a la municipalización. Todos deben discutirse en el Congreso el próximo semestre. A lo que aspiro es que busquemos un consenso.
-¿Pero tiene plan B? La Concertación no da muchos indicios de querer lograr un consenso en este sentido.
-Sí, hay un plan B: consiste en tratar de hacer todo lo que se pueda desde el propio ministerio. Por ejemplo, éste puede realizar el rol de la Agencia de Calidad. Sin embargo, hay ciertas cosas, como la facultad de la Superintendencia para cerrar colegios, para las que se necesita la reforma. Lo segundo es que trataremos por todos los medios de lograr este consenso y, por eso, por ejemplo en el tema de la carrera docente, tenemos un panel de expertos transversal, donde participan cuatro ex ministros de la Concertación.
"Las palabras de Víctor Pérez son las de un rector. El ministerio, en cambio, debe mirar la realidad en su conjunto y tiene responsabilidad no sólo por un tipo de universidad, sino que por los 800 mil estudiantes de educación superior del país".
-¿Se desanimó cuando no prosperó el acuerdo?
-Desde que me designaron ministro prometí no desanimarme, porque sabía que estos temas iban a ser - y son- un parto. A veces, en estas materias prima un ambiente demasiado ideologizado y también aparecen intereses corporativos detrás de ciertas discusiones. Por eso, en ocasiones un proyecto que es muy importante, se pierde simplemente porque el clima político no lo acompaña. Es verdad que con los acuerdos no todos quedan 100% contentos, pero lo peor que puede pasar en educación es mantener el statu quo.
-Entre las reformas pendientes, una clave es la de la formación docente. ¿Qué metas se ha planteado en materia de becas estudiantiles para la carrera de Pedagogía?
-El panel de expertos dará a conocer en julio su plan y, por lo tanto, no quiero adelantarme a lo que ellos propondrán. Pero obviamente aquí hay una decisión de revalorizar lo que significa ser profesor. Los países que han reformado la educación lo hicieron con los profesores y lograron prestigiar la profesión docente. En Chile, queremos que los mejores alumnos egresados de cuarto medio quieran ser profesores. En países como Finlandia lo lograron.
-¿Y cómo se logra?
-Pasa por incentivar fuertemente a aquellos que logran buenos puntajes en la PSU para que estudien Pedagogía. Significa becas para la carrera, pero más que eso. Me gustaría decirle a un estudiante con más de 700 puntos en la PSU que si estudia Pedagogía le becaremos la carrera completa y, además, le entregaremos plata para el bolsillo y lo enviaremos a estudiar un semestre al extranjero, con la condición de que vuelva y haga clases en un colegio vulnerable.
-¿Y esto acompañado de un endurecimiento de los requisitos de acreditación de la carrera docente?
-La idea es que la prueba Inicia -que se realiza a los egresados de la carrera de Pedagogía- deje de ser un test voluntario y anónimo, en el sentido que no se pueden publicar los resultados de cada plantel. En el futuro queremos que se convierta en una medición obligatoria y que sus resultados sean conocidos y funcionen como indicadores.
-También hay que asegurar el aumento de los sueldos a los buenos profesores, para hacer la carrera docente una profesión competitiva en el largo plazo.
-Los buenos profesores tienen que ser mejor remunerados, eso está claro. Sin embargo, para que eso ocurra hay que cambiar la estructura de la carrera docente. Hoy, un profesor ingresa a un colegio público con un sueldo de $ 450 mil. Esta remuneración aumenta lentamente, más de acuerdo con la antigüedad que con el desempeño. Entonces tiene una carrera muy estable, pero con sueldos bajos y que no suben por desempeño. Una carrera planteada así no es suficientemente atractiva para un joven.
-El tema de los directores de colegios es otra pieza importante en esta reforma. ¿Qué metas se ha planteado en el área de la formación de los directores, endurecimiento en los requisitos de concursabilidad y mayores remuneraciones?
-Un buen director puede hacer toda la diferencia en una escuela. Ahora, las cualidades para ser un buen profesor no necesariamente son las mismas que para ser un buen director. Queremos profundizar algo que dejó esbozado la administración anterior: un programa de estudios especiales.
-¿Una carrera paralela?
-Más bien un magíster para directores que genere un cuerpo de directivos de excelencia. La idea es que sean cerca de 400 cada año y que, ojalá, partan a trabajar a las escuelas más vulnerables. Por otro lado, cuando hablemos de la nueva carrera docente es necesario aumentar las atribuciones de los directores. Muchas veces llegan solos a los colegios y no pueden armar sus equipos. Entonces, necesitamos mejores directores, pero también con más atribuciones.
"Aquí no hay espacio para ser conservador"
No a los preservativos en los colegios
-El ministro Jaime Mañalich dijo a Qué Pasa que en Chile por cada niño nacido vivo había un aborto, y que el acento para precaver esto debía ponerse en la educación sexual y la prevención del embarazo adolescente. ¿Existe coordinación con la cartera de Salud sobre este punto?
-Tenemos que conversar mucho más con el ministro Mañalich sobre este tema, porque efectivamente estamos frente a una agenda compartida. Para nosotros lo central es avanzar en la educación de la afectividad.
-¿A qué se refiere con eso?
-No sólo abarcar la sexualidad en un sentido biológico, sino que ir más allá, pues involucra valores, afectos, a la persona completa. No es meramente un acto biológico o mecánico.
-Y en términos de la prevención del embarazo adolescente y las enfermedades de transmisión sexual, ¿estaría de acuerdo con repartir preservativos en los colegios?
-No corresponde repartir preservativos en los colegios. Pero las políticas de Salud Pública se conversarán con el ministro Mañalich en su momento.
"Me gustaría decirle a un estudiante con más de 700 puntos en la PSU que si estudia Pedagogía le becaremos la carrera y, además, lo enviaremos a estudiar un semestre en el extranjero, con la condición de que vuelva y haga clases en un colegio vulnerable".
-Usted es miembro del Opus Dei, que ha tenido gran éxito académico con sus colegios. ¿Toma elementos de su modelo educativo para replicar en las escuelas públicas?
-No. Soy partidario de la libertad y la diversidad. Cada colegio debe responder a sus propias metas educativas.
"No pienso en el 2014"
-¿Qué opinión tiene sobre el acuerdo de vida en común?
-Lo importante es regular ciertas situaciones que se derivan de la convivencia entre dos personas, como son la herencia y la salud. Pero no debe generarse ninguna institución alternativa al matrimonio. El matrimonio será siempre matrimonio, y éste es siempre entre un hombre y una mujer.
-¿Cómo se lleva con el presidente Piñera?
-Tengo con él una gran sintonía sobre el tipo de gobierno que ha propuesto. El tema de la unidad nacional, de gobernar con los mejores y la excelencia son términos a los que adhiero plenamente.
-¿Conversan a menudo?
-Sí, pero básicamente de asuntos de la cartera. Las reuniones con él son muy exigentes y no hay tiempo para hablar de otros temas.
-La relación entre ustedes se da más en el plano formal.
-Exactamente.
-Hasta hace algunos meses usted se autoproclamaba "bacheletista-aliancista". ¿Cómo se define hoy?
-100% ministro de Educación del presidente Piñera.
"No corresponde repartir preservativos en los colegios. Pero las políticas de Salud Pública se conversarán con el ministro Jaime Mañalich en su momento".
-Pese a los malos augurios que se tejieron tras su nombramiento en Educación, hoy es el ministro mejor evaluado del gobierno. ¿Intuía que esta cartera podía ser una buena plataforma desde donde reinventarse?
-No. Cuando me ofrecieron esta cartera, siempre supe que no sería fácil. A la última ministra le tiraron un vaso de agua en la cara, otro tuvo que enfrentar la "revolución pingüina", a Yasna Provoste la destituyeron. A lo largo de los años ha existido una alta rotación de ministros en esta secretaría.
-Algunos predijeron que su perfil conservador podía jugarle en contra, sobre todo en su relación con las dirigencias estudiantiles y el profesorado.
-Aquí no hay espacio para ser conservador. Las reformas deben ser rápidas y profundas porque es el futuro de los niños el que está en juego.
-Desde Ricardo Lagos que no se veía un ministro del ramo tan empoderado y popular. ¿Cómo cree que se le viene la mano en la encuesta CEP?
-No sé. Y la verdad no me importa mucho. El capital político que tengo es para gastarlo no para guardarlo. Estamos en el momento de dar grandes batallas y no podemos eludir el inevitable conflicto que se producirá con ciertos temas que son vitales de reformar si queremos realmente liderar la revolución educativa que el país necesita. Como dije, en este tema no se puede ser conservador.
-Sin embargo, en su partido algunos ya apuestan a que su popularidad también se puede capitalizar para una posible carrera presidencial. Incluso, Cristián Larroulet dijo que usted sería un excelente presidente.
-No estoy pensando en el 2014. A lo más pienso en julio o agosto del 2010. Estoy concentrado en ser un buen ministro y llevar a cabo con éxito la inmensa tarea que el presidente me ha dado. Sinceramente no pienso más allá.
-¿Pero en su fuero interno, cuando está solo en su casa, tampoco lo piensa?
-Tampoco.