Antes de asumir como ministra del Sernam, Carolina Schmidt (43) jamás hubiese sido partidaria de un posnatal de seis meses. Tanta era su lejanía con el tema, que tras el nacimiento de sus tres hijos, nunca usó el beneficio: los tuvo mientras fue ejecutiva y directora en distintas empresas y combinó su trabajo de gerenta general con varias idas y venidas durante el día, de la oficina a la casa y de la casa a la oficina.
Pero fue a poco andar de su llegada al ministerio, y tras conversar con parlamentarios de diferentes sectores, que se fue convenciendo con el proyecto que presentó el lunes pasado el presidente Sebastián Piñera en La Moneda, el cual propone una licencia de seis meses para las mujeres que ganan menos de $ 650 mil, y el que será enviado a fines de marzo al Congreso.
Fue esta iniciativa la que terminó por enfrentarla duramente, en una sorpresiva alianza con la ministra del Trabajo Evelyn Matthei, con su par de Hacienda Felipe Larraín, quien discrepó desde siempre en un punto clave del nuevo plan: planteaba que el beneficio fuera flexible para todas las mujeres. Pero Piñera, finalmente, se quedó con la fórmula propuesta por la ministra del Sernam. El respaldo del mandatario no sólo constituyó una gran derrota a la propuesta de Larraín -al punto que éste se ausentó de la ceremonia del pasado lunes en la que se presentó el proyecto-, sino que reveló el influyente debut de la ex senadora UDI en el gobierno y también la primera muestra de poder de Carolina Schmidt, quien hasta ahora era una de las ministras con menos figuración política en el gabinete.
"Ella fue la gran ganadora en este caso. Fue la creadora del proyecto y se la jugó porque se cumpliera la promesa de la campaña presidencial", dicen de Schmidt en La Moneda. También, en la Alianza se leyó como una gran estrategia de su parte aliarse a Matthei, conocida por su expertise técnico y manejo político. Además fue clave conseguir su explícito apoyo, considerando que, a fines de enero, la ex parlamentaria UDI había dicho, refiriéndose a la ampliación del posnatal, que "si me obligaran a estar seis meses en mi casa (...), me encadeno".
¿Sin redes políticas?
Hasta marzo de 2010, cuando asumió en el Sernam, Carolina Schmidt Zaldívar tenía mínimas redes políticas. Sus contactos se debían más bien a relaciones sociales, familiares o amistades: su madre es prima de Andrés y Adolfo Zaldívar, senador DC y embajador de Chile en Argentina, respectivamente. También, es cercana a los parlamentarios DC Ignacio y Patricio Walker, pues es amiga desde niña de uno de sus hermanos.
Un detalle que no pasó inadvertido en la última reunión que hubo en La Moneda por el posnatal, fue que Schmidt y Matthei tenían una calculadora en la mano para rebatir a los representantes de Hacienda cuando hacían alusión a una cifra que consideraban sobrevalorada.
Ingeniera comercial de la UC y ex alumna del Villa María, hasta su llegada a La Moneda toda la carrera de Schmidt estuvo ligada a la empresa privada. Salvo, por su participación como consejera de Comunidad Mujer, donde jugó un rol importante como líder de una de las cuatro comisiones -la de familia y trabajo- que elaboraron un documento que, en 2005, fue presentado a todos los candidatos presidenciales; y su labor en el consejo asesor presidencial para la reforma de las políticas de infancia, que dio origen al programa "Chile Crece Contigo", de la administración Bachelet.
Sin embargo, no es una mujer que se ha forjado en el mundo de las políticas públicas ni los partidos. De hecho, parte de las razones que explican la salida de su anterior subsecretaria, María Paz Lagos, fue que además de tener perfiles distintos, la ministra necesitaba contar con mayor apoyo político. Por eso, eligió a la vicepresidenta de RN y ex concejala de La Florida Cecilia Pérez, quien tiene mucha experiencia en trabajo de base y poblaciones.
Sus lazos siempre han estado en el mundo de los negocios. Durante 10 años y hasta el 2000, trabajó en Forus (Hush Puppies, Nine West y Brooks) y luego fue gerente general de revista Capital, en ese entonces de propiedad de Guillermo Luksic, y a la que llegó a trabajar embarazada.
Tiempo después, en 2007, Schmidt llegó a la gerencia general de Calaf, luego de que la empresa fuera adquirida por el holding de CCU. Allí se hizo cargo de la compra de Natur y NutraBien, y también de la construcción de la planta de Calaf en Talca. El pasado 27 de febrero, y mientras viajaba con Matthei hacia Constitución para participar junto a Piñera en la conmemoración de un año del terremoto y el tsunami, Schmidt le mostró a la ministra del Trabajo la fábrica de alimentos que ayudó a levantar. Justamente ese viaje ha sido visto en La Moneda como un ejemplo más de la empatía política que se generó entre ambas en medio de la polémica que protagonizaron con Hacienda para imponer su postura frente al posnatal.
Carolina Schmidt posparto
Con calculadora en mano
Quienes las vieron en acción, cuentan que la escena fue así: el lunes 21 de febrero, las ministras del Sernam y del Trabajo, sentadas una al lado de la otra, rebatían duramente la exposición que hacía el titular de Hacienda al presidente Piñera. Un detalle que no pasó inadvertido entre los presentes fue que ambas estaban altamente preparadas: cada una tenía una calculadora en la mano para rebatir a viva voz cuando los representantes de Hacienda hacían alusión a una cifra que ellas consideraban sobrevalorada.
Contrario a lo que habría hecho un año atrás, Schmidt entendió que a esa mañana había que sacarle provecho político: llegó 20 minutos antes de la hora pactada por Piñera, lo que le dio tiempo para elegir el "mejor puesto" para enfrentarse al presidente. También, para tranquilamente instalar, antes que Hacienda, su power point con su postura de posnatal. Ello le dio evidente ventaja.
Con las horas, ambas ministras lograron también que se plegaran los ministros Hinzpeter y Larroulet, que antes se habían cuadrado con Hacienda.
Pero todo esto ha sido parte de un lento aprendizaje: durante 2010 Schmidt ganó experiencia y fue creando sus primeras redes. Sobre todo, tras su trabajo en la ley que sanciona el femicidio y que fue promulgada en diciembre pasado por Piñera. Durante la tramitación del proyecto emblemático de la Concertación, generó lazos con las diputadas PPD María Antonieta Saa y Adriana Muñoz. La experiencia que adquirió en esa etapa, no sólo fue clave en su proyecto de ampliación del posnatal, también la ayudó a diluir los prejuicios que existían entorno a que era una mujer conservadora y de derecha. De esa experiencia, aprendió que para que un proyecto vea la luz no sólo debe primar lo técnico, sino también lo político.
Ese cambio de estilo no ha pasado desapercibido en La Moneda, al punto que han pensado en empoderarla aún más: su nombre, dicen desde el gobierno, fue uno de los que sonó fuerte para reemplazar a Camila Merino en Trabajo.
Así, en la línea de acercamiento al mundo político, mientras afinaba la propuesta del posnatal, habló constantemente con distintos parlamentarios. Entre ellos, los senadores Mariano Ruiz-Esquide (DC), Fulvio Rossi (PS) y Lily Pérez (RN); y las diputadas de la Alianza, María Angélica Cristi y Mónica Zalaquett. También, con el PPD Enrique Accorsi, quien tras el anuncio de la ampliación del posnatal, lamentó públicamente que el gobierno de Bachelet no enviara el proyecto al Congreso.
Otra señal de su nueva estrategia, es lo que hizo la ministra el pasado lunes 28, sólo pocas horas antes de la ceremonia en que Piñera anunció el proyecto en La Moneda: se encargó personalmente de que la mayor parte de los presidentes de los partidos y varios parlamentarios desayunaran con ella ese día para informarles del plan. Eso fue interpretado como un gesto hacia un mundo que ya no le es ajeno.
Solas en Londres
Cuando Matthei se integró al gobierno, Schmidt no tenía mayor ascendiente dentro del gabinete. Con la única que había establecido una relación de amistad era con la ministra de Vivienda, Magdalena Matte.
El cambio de estilo de Schmidt en este año no ha pasado desapercibido en La Moneda, al punto que han pensado en empoderarla aún más: su nombre, dicen desde el gobierno, fue uno de los que sonaron fuerte para reemplazar a Camila Merino en Trabajo.
Anteriormente, con la ex titular de Trabajo, Camila Merino, la relación fue bastante más distante. "No había mucho feeling ni interacción en temas relevantes", dicen desde La Moneda. Incluso más: muchos piensan que esa dupla no fue del todo efectiva. Una muestra: cuando tuvieron que discutir el posnatal con Hacienda, durante mucho tiempo no era el ministro quien encabezaba las reuniones, sino que sus asesores. Pero en esa oportunidad la ministra no levantó la voz. Cuando sí lo hizo fue en diciembre pasado: se enfrentó al ministro de Mideplan, Felipe Kast, en medio de la discusión por la creación del Ministerio Social. No quería que el Sernam perdiera atribuciones con la nueva cartera. Fue el mismo Kast quien tuvo que poner paños fríos al asunto, clarificando que con la nueva institucionalidad el Sernam mantendría su rol e importancia en los temas de mujer. Tanto así que él, junto a la ministra, escribieron una columna de opinión a dos manos aclarando el punto. El impasse se zanjó finalmente cuando el titular de Mideplan, además, llamó a Esperanza Cueto, directora de ComunidadMujer, para asegurarle que las indicaciones presentadas por Schmidt y varios organismos enfocados a las mujeres, se incluirían.
Con Matthei las cosas han sido distintas. A sus coincidencias en la postura del posnatal, también se suma un nuevo elemento: comparten amistad con la periodista y asesora de Sebastián Piñera, Fernanda Otero, quien ha sido un punto de unión entre ambas. Ella, junto al sacerdote jesuita Luis Roblero, director de Infocap, forman parte del círculo estrecho de la ministra del Sernam. A ellos recurre usualmente para pedir consejos.
Pero hay otros factores que las unen: ambas son ingenieras comerciales de la UC, y las dos vivieron solas en Londres al egresar de la universidad: mientras Matthei viajó para estudiar piano, Schmidt -quien estuvo a punto de ser bailarina de ballet clásico- trabajó en la tienda "British Shoe Corporation", donde comenzó como vendedora de zapatos.
Eso no es todo: las dos son consideradas liberales desde el punto de vista valórico. De hecho, en diciembre, cuando Matthei aún era senadora y presentó junto a Fulvio Rossi el proyecto sobre aborto terapéutico, Schmidt la llamó para apoyarla, pero sólo en una parte de su iniciativa: a diferencia de la ex parlamentaria, la ministra del Sernam sólo es partidaria de que la legislación chilena sea más clara al reconocer que la vida de una mujer no vale menos que la de un niño, y que los médicos, en caso de enfermedad, deben tomar medidas para salvarla, aunque esto implique riesgo para el hijo.
La señal que demostró que para Schmidt hoy los gestos políticos son fundamentales, ocurrió cuando Evelyn Matthei se integró al gabinete. Apenas se enteró de su nombramiento, decidió visitarla en su nueva oficina de calle Huérfanos. Fue la primera en hacerlo.