El miércoles pasado, Edmundo Pérez Yoma volvió a La Moneda. Había estado ahí por última vez el 10 de marzo del 2010, un día antes de que Michelle Bachelet le entregara la banda presidencial a Sebastián Piñera y él dejara su rol como jefe de gabinete. Volvió entre los aplausos de los actuales inquilinos de Palacio y también de destacadas figuras de la oposición, entre las que se contaban el ex presidente Patricio Aylwin. Todos congregados en el salón Montt Varas conmemoraron la muerte de su padre, el ex ministro del Interior de Eduardo Frei Montalva, Edmundo Pérez Zujovic.
En su discurso, Pérez Yoma se refirió a la difícil tarea que tienen los ministros del Interior, tanto en el pasado como hoy. Sentado en la fila delantera, Rodrigo Hinzpeter sonrió. En esta entrevista el ex hombre fuerte de la administración Bachelet profundiza sobre el trabajo en esta cartera, el que califica de"ingrato y solitario". También defiende a su sucesor: "El problema aquí está en el diseño y no en el ministro Hinzpeter".
- Usted llegó al Ministerio del Interior cuando el gobierno de Bachelet pasaba por un momento complicado en términos de disciplina política. ¿Ve similitudes entre ese periodo y el panorama actual en La Moneda?
- Son tiempos distintos. Es cierto que la presidenta Bachelet me llama en un momento para que me convierta en jefe político de su gobierno y coordine lo que están haciendo sus distintos ministros e, incluso, las distintas visiones que había dentro del gabinete. En ese sentido, puede haber cierta similitud. Pero fundamentalmente la labor que a mí me encomiendan es 100% política. Lo que el presidente le encargó al actual ministro del Interior fue que él le diera gran importancia al tema de la lucha contra la delincuencia y a eso ha estado abocado. Ahora justamente se le critica por no haber prestado más atención a la parte política, pero en el fondo lo que el ministro Hinzpeter ha hecho es seguir las instrucciones presidenciales.
- ¿No comparte entonces las críticas que apuntan al ministro Hinzpeter como el responsable del problema de desarticulación política que existe hoy en el gobierno?
- El problema está en el diseño y no en el ministro Hinzpeter. El diseño de este gobierno fue que la lucha contra la delincuencia iba a tener tal relevancia, que el ministro del Interior iba a estar a cargo de eso. En los tiempos nuestros esa lucha -que es sumamente importante y compleja- siempre estuvo en manos del subsecretario de Interior. ¿Por qué era así? Porque es un trabajo full time; 24/7 como les gusta decir ahora.
"Creo que los segundos pisos no debieran existir, para ese trabajo existe un ministerio que se llama Secretaría General de la Presidencia y que justamente sirve para desarrollar esa labor de asesoría al presidente, de coordinación de los ministros y de trabajo legislativo".
- Y si por temas de diseño no es el ministro Hinzpeter el encargado de la coordinación política del gobierno, ¿en quién recae esta tarea hoy?
- Parece que ahora hay un buen cambio y quieren hacer un rediseño y pedirle al ministro del Interior que tome este rol fundamental. Pero durante el último tiempo la conducción política del gobierno recayó en el propio presidente.
- ¿Cómo observa la coordinación del comité político actual?
- El 90% del tiempo durante mi gestión como ministro del Interior lo dedicaba a la coordinación política interna del gobierno. Me reunía todos los días con distintos ministros y nos anticipábamos constantemente a los problemas antes de que llegaran. Viajaba mucho a provincia y me juntaba con los gobiernos regionales, estaba al tanto de lo que ocurría y daba las instrucciones en terreno. Me preocupaba mucho de la ejecución presupuestaria. Ése era el tipo de trabajo que hacía. También iba al Congreso, pero no con tanta frecuencia, la persona que a mí me ayudaba en esa tarea era el ministro secretario general de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo, que tenía una gran capacidad de diálogo con los parlamentarios.
- Al ministro Hinzpeter se le ha criticado mucho la poca frecuencia con que va al Congreso. ¿Es injusta la crítica?
- Insisto: aquí lo que pasa con el Ministerio del Interior es un problema de un diseño que quiso ser distinto a lo que hacíamos nosotros y eso fracasó.
- ¿Es culpa también de este esquema, donde predominan las reuniones bilaterales y un Segundo Piso bastante empoderado?
- Creo que los segundos pisos siempre dificultan el trabajo. En la época de la presidenta Bachelet, sin embargo, el Segundo Piso era de bastante más bajo perfil. Yo con la gente que estaba ahí siempre tuve relaciones cordiales porque ellos nunca interferían directamente ni suplían la labor de los ministros, y jamás le dieron instrucciones a un secretario de Estado.
- ¿Cómo evalúa el trabajo que hoy está realizando el Segundo Piso de La Moneda liderado por María Luisa Brahm, a quienes muchos sindican como una supraministra?
- Si eso es así, creo que es un muy mal diseño. Creo que los segundos pisos no debieran existir, para ese trabajo existe un ministerio que se llama Secretaría General de la Presidencia y que justamente sirve para desarrollar esa labor de asesoría al presidente, de coordinación de los ministros y de trabajo legislativo.
"El ministro del Interior debe ser el escudo del presidente"
- Hoy en Chile la economía anda bien, se están generando miles de empleos, muchas de las promesas electorales se están cumpliendo y hasta los índices de seguridad ciudadana mejoran. ¿Por qué el gobierno ha sido incapaz de capitalizar estos logros y fijar la agenda pública en torno a ellos?
- Hay fallas notorias. Este gobierno llegó con una serie de cosas que, miradas en retrospectiva, son casi infantiles: eso de la nueva forma de gobernar fue un verdadero fracaso, porque existe sólo una forma de gobernar que es dialogando, respetando las instituciones políticas y aceptando cuál es la realidad. Este gobierno nunca entendió que no tenía mayoría en el Congreso, nunca quiso entrar en un proceso de diálogo para alcanzar acuerdos y aun así sacó todos los proyectos que quiso, lo que llevó al ministro Larroulet a decir que nunca antes se habían aprobado tantos proyectos en el primer año de gobierno y, sin embargo, después dicen que tienen una oposición obstruccionista. Y eso de las parcas rojas, de andar juntos para todos lados vestidos iguales. ¡Y el 24/7!… Nunca hubo nada sustantivo. Nada como que dijeran que la agenda del gobierno apunta a una gran reforma laboral o que vamos a aplicar una política de derecha en tal aspecto, nada. En el fondo, siguieron aplicando la política de la Concertación, pero como no creen en ella la aplican de una forma que no corresponde. Entonces la gente desconfía. En fin, no han logrado montar una agenda, hay una falta de destreza política muy grande.
- ¿Falta que alguien en el gobierno golpee la mesa?
Falta un rediseño político del gobierno. El ministro del Interior no puede seguir encargado de la seguridad pública, tiene que centrarse en la conducción política, tiene que empezar a viajar más a regiones, tiene que coordinar mejor a los ministros: no podemos seguir con los espectáculos de Mañalich, de Cruz-Coke o de Golborne o la Carolina Schmidt twitteando. Es realmente infantil, como si estuvieran jugueteando con este asunto.
- ¿El ministro del Interior tiene que actuar como un escudo del presidente?
- El ministro del Interior está para resolver los problemas y para ser el escudo del presidente.
"El ministro del Interior no puede seguir encargado de la seguridad pública. Tiene que centrarse en la conducción política, tiene que viajar más a regiones y coordinar mejor a los ministros. No podemos seguir con los espectáculos de Mañalich o de Cruz Coke y Golborne twitteando".
- ¿Quiénes son los llamados a acompañar al ministro del Interior en este trabajo?
- La vida del ministro del Interior es lo más ingrata que hay, porque es muy solitaria. Tienes que tener buenos asesores y gente leal alrededor, pero básicamente es una pega muy solitaria. Una pega de mucho teléfono, a veces incluso desde tu casa, viendo, anticipando. Eso es lo principal: anticiparse a los problemas. Nosotros teníamos muy buen personal político que hacía análisis excelentes. Yo recuerdo que a mí -y a todo el comité político- todas las semanas me traían un dossier que preparaba la Secretaría General de la Presidencia con una lista de todos los posibles conflictos que se podían presentar. Todos, desde conflictos estudiantiles, pasando por medioambientales, sindicales, empresariales, todos. Nosotros estábamos siempre tratando de anticiparnos al conflicto.
- ¿Un "Magallanazo" habría sido impensado?
- No puedo entender que un tema como lo de Magallanes los sorprenda así. Menos puedo comprender que si le han dado una importancia tan brutal al 21 de mayo -donde todo el aparato estatal puso sus energías en los últimos meses-, no se hayan dado cuenta que aprobar 10 días antes HidroAysén iba a ser un desastre que les iba a anular ese despliegue. Cómo no va a haber nadie en el gobierno que diga "aplacemos la votación un mes para que el presidente dé su discurso tranquilo y luego seguimos".
- ¿La considera una administración amateur?
- Les falta destreza.
- ¿Faltan más políticos de fuste en el gabinete?
- El problema es la densidad. Nosotros teníamos personal político en todos los niveles: los ministros, subsecretarios, los intendentes, los seremis regionales. Todos eran personal político de muy buen nivel.
- ¿U operadores políticos?
- Políticos de carrera, lo que no es malo. Todas las democracias desarrolladas del mundo tienen políticos de carrera. Al gobierno de hoy ya le gustaría tener en sus filas a los que ellos llamaban operadores políticos: gente capaz de anticiparse a los problemas; gobernadores que sabían hacer su pega. Yo creo que hay un problema de densidad política, porque en el gabinete ya hay suficientes políticos, gente muy buena, como Allamand y Matthei, pero abajo no hay nada.
"El ministro del Interior debe ser el escudo del presidente"
"Lo que hizo la UDI con el gobierno es feroz"
Durante su gestión como ministro del Interior, Pérez Yoma navegó entre las visiones contrapuestas de los distintos sectores de la Concertación. Además, durante ese periodo vio emigrar desde el conglomerado a varios de sus miembros, como Marco Enríquez -Ominami, Alejandro Navarro y Jorge Arrate. Con todo, él desdramatiza las diferencias y asegura que en su coalición la discusión entre los autoflagelantes y autocomplacientes se dio desde el comienzo y que "en definitiva esa conversación no es mala, pues las críticas siempre hacen revisar lo que se está haciendo e incluso impulsan a hacer las cosas mejor".
-¿En la Alianza les cuesta más procesar y resolver las diferencias?
- Claramente. La actitud que ha tenido la UDI con el gobierno estos días es insólita. Se critica a los partidos de oposición de hacer críticas duras, pero lo que hizo la bancada UDI con el gobierno es feroz. Es una crítica directa al presidente, a la forma de gobernar, al ministro del Interior. Yo no había visto nunca una cosa así en política. También están las peleas entre RN y el gremialismo, no recuerdo un encono igual entre dos partidos de la Concertación en los últimos 20 años. Siempre hubo diferencias, pero había gente procesando y juntando posiciones.
-Pero siempre han existido díscolos en la Concertación.
- Sí, pero no que se juntara una bancada entera y se sentaran con un disco pare. ¿A quién le están diciendo pare? ¿A su gobierno? ¿Quieren que el presidente se vaya?, ¿qué es lo que quieren?
- ¿No cree que el tema del Acuerdo de Vida en Común (AVC) precipitó las cosas?
- Claro que sí. El gobierno ha cometido una seguidilla de errores. Pero nada justifica lo que hizo la UDI. ¿Qué es lo que quieren, salir del gobierno? Es un desafío a la presidencia muy grande.
"La actitud que ha tenido la UDI con el gobierno es insólita. Es una crítica directa al presidente, a la forma de gobernar, al ministro del Interior. También están las peleas entre RN y el gremialismo, no recuerdo un encono igual entre dos partidos de la Concertación en los últimos 20 años".
- ¿Cómo se maneja una situación como ésta?
- Dificilísimo. En Chile hay una cosa que tenemos que cuidar: la institución de la presidencia. La institución más importante que hay en el país es ésa y la figura del Presidente de la República, y ésa hoy está amenazada, sobre todo por sus partidarios.
Hidroaysén: "Hablé como Ministro de Interior"
El pasado 27 de mayo, Edmundo Pérez Yoma dijo que su respaldo a HidroAysén había sido una opinión personal, la cual no había conversado con nadie dentro del gobierno y que después no volvió a referirse sobre el tema. Su declaración encendió la polémica. Hoy el ex ministro del Interior de Michelle Bachelet aclara sus dichos. "Lo que dije en su momento -sobre la megacentral- era una opinión del ministro del Interior, antes de que se presentara el proyecto. En términos genéricos, yo siempre he sido un gran partidario de la energía hidroeléctrica. Creo que de todas las energías que tiene el país, que no tiene en el fondo muchas fuentes de energía, es la mejor, porque se trata de un recurso limpio y renovable".
No obstante, asegura que cuando se refirió al tema, en febrero del 2008, apenas llevaba un mes como ministro, y el proyecto aún no había sido presentado. "Cuando hablo de que esta declaración se trató de un comentario personal, lo hago en el contexto de que en aquella época el gobierno en su conjunto no había tomado una decisión sobre el tema", agrega. Y remata: "Hoy la gente reclama porque el presidente Piñera se saltó la institucionalidad con Barrancones. Entonces le dicen: señor ´si usted con un telefonazo paró Barrancones, porque no hace lo mismo con HidroAysén´. A nosotros, no nos podían decir eso, porque si bien teníamos opinión lo que se iba a pronunciar en definitiva era la institucionalidad. Cuando tú te apartas de esa institucionalidad te estás metiendo en un forro".