Por Sebastián Rivas Noviembre 24, 2011

"Camila… ¿dónde está Camila?". La voz de la locutora genera un efecto inmediato en Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling (23), que corre para subir al escenario donde la esperan. Antes de eso, por unos minutos, Camila buscó ser una más en la masa de estudiantes que estaban en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile: se sentó en los pastos junto a su pololo, Julio Sarmiento, luego coreó las canciones de Nano Stern y se rió, muchas veces y con ganas, de los chistes de sus amigos.

Pero la voz la devolvió a la realidad: Camila estaba ahí para presentar el lanzamiento de su repostulación a la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh). Claro que las cosas eran muy distintas al 2010, cuando llegó por primera vez al cargo.

Entre un año y otro hubo un movimiento estudiantil que sorprendió a todos los analistas. Que cambió la agenda del gobierno y puso a todo Chile a discutir sobre educación. Que acaparó portadas en todo el mundo. Y que tuvo como rostro, como emblema y alma a la estudiante de Geografía, quien incluso viajó a Francia y Brasil porque "todos" querían conocerla. Entre un año y otro, Camila Vallejo se transformó en un símbolo.

Pero hubo cosas que no cambiaron. Como, por ejemplo, la que la tiene esa tarde de martes dando un discurso de campaña, su primera postulación como figura nacional, y jugándosela por completo para retener la FECh. Lo que tampoco cambió es que la oposición más fuerte a Camila y al Partido Comunista al interior de la universidad no viene, como podría pensarse, desde la derecha.

La amenaza, esta vez, está a su izquierda.

Avanzar sin partidos

Las palabras de Fabián Puelma retumban en el pequeño patio del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile. Es lunes por la tarde, y Fabián interviene en uno de los primeros debates de cara a las elecciones de la FECh, que se harán el 5 y 6 de diciembre. Los candidatos están sentados en unas sillas rojas de plástico y se las deben ingeniar para lidiar con los problemas de sonido.

"No es llegar y desaparecer y que otro venga y comience de nuevo. Hay ciertos códigos, todo un aprendizaje que no se transmite fácilmente de un período a otro. Sé cómo funciona el Parlamento, cómo opera el gobierno en muchas cosas, los medios de comunicación", dice Vallejo sobre su candidatura.

Puelma pertenece al movimiento "Las Armas de la Crítica" (LAC), de tendencia trotskista, que encabeza una de las nueve listas que postulan. Habla fuerte y apunta con el dedo a la candidata comunista: "Camila Vallejo y las Juventudes Comunistas apelan a mantener las conquistas del movimiento, pero si esto se obtuvo no fue gracias a Camila Vallejo, fue gracias a nuestra movilización".

Este año las elecciones de la FECh tienen más listas que nunca. Cuatro están a la izquierda del Partido Comunista: LAC, Luchar, Creando Izquierda y Nueva Izquierda Universitaria. A ellas se suman NACE (centroizquierda), Centro Derecha Universitaria y La Chile Para Todos (gremialista), además de La Cochina, lista alternativa que, con crítica y humor, interpela a los partidos y movimientos exigiéndoles acciones concretas.

Y esta izquierda es sumamente crítica con el PC: lo culpan de unirse con los partidos tradicionales para buscar salidas al conflicto. Vallejo lo vivió en carne propia el miércoles, durante otro foro en el campus Juan Gómez Millas. Al cierre de su intervención, un grupo de estudiantes comenzó a gritar: "El pueblo unido avanza sin partidos".

Todo en juego

El panorama afuera del teatro de la Universidad de Chile a las nueve de la noche del pasado lunes es éste: personas entrando y saliendo del metro Baquedano, un hombre con una gaita eléctrica y mucha gente que espera a otra gente. Camila Vallejo llega con su inconfundible banano negro y unas sandalias que dejan ver el primer efecto de la campaña: los pies rojos, después de hacer un "puerta a puerta" por las salas de la universidad. Son 500 personas por día, cerca de 10 minutos por sala.

La conversación seguirá en el segundo piso del bar Baquedano. Ahí, Camila explica por qué se convirtió en la primera presidenta de la FECh en 15 años que repostula.

"No es llegar y desaparecer y que otro venga y comience de nuevo. Hay ciertos códigos, todo un aprendizaje que no se transmite fácilmente de un período a otro. Sé cómo se han hecho las posturas de los estudiantes desde las regiones, desde las distintas fuerzas políticas, cómo funciona el Parlamento, cómo opera el gobierno en muchas cosas, los medios de comunicación… Además, en cualquier organización se requiere conocimiento para darle continuidad. Y cuando te cambian las caras así, rápido, por más que las ideas permanezcan, es complicado", dice.

Su compañero de lista, José Manuel Morales, añade otros conceptos. Cuenta que la señal de las Juventudes Comunistas postulando a Camila es que están dispuestos a poner todo en juego para lograr la continuidad del movimiento. Que el próximo año los temas nacionales seguirán siendo los que acaparen la atención y que, en ese escenario, Vallejo es claramente la mejor alternativa.

Hay una imagen que refleja ese análisis. En el video de la lista que encabeza Vallejo, lanzado el pasado jueves, hay un momento en que sus candidatos pasean por fuera del palacio de La Moneda.  Una señal de que lo que está en juego es mucho más que una simple federación, y que quedaría ratificada por las palabras de Camila unos días después: "La responsabilidad de nuestra juventud es con el pueblo chileno, no solamente con nuestra universidad".

A la izquierda de Camila

Las caras del recambio

El joven de pelo desgreñado que conversa en un café del barrio Lastarria aún pasa desapercibido. Pero a Gabriel Boric la vida le podría cambiar dentro de unas pocas semanas. Es el candidato de Creando Izquierda, los denominados "autónomos", los que en noviembre de 2010 se quedaron a 79 votos de asumir la presidencia de la FECh, y los que, según los pronósticos, tienen la mejor oportunidad de desbancar a Camila Vallejo.

Boric ya sabe lo que es lidiar con los medios. Era el presidente del Centro de Estudiantes de Derecho en 2009, cuando la facultad realizó una extensa toma en que se enfrentó con el decano Roberto Nahum. Y sabe que su éxito pasará, en buena parte, por lograr explicar la gran interrogante del proceso: por qué una lista de izquierda, que apoya las movilizaciones, no está de acuerdo con que Camila Vallejo, el símbolo, el ícono mundial de las protestas chilenas, no continúe al frente de la federación.

"Creemos que el conflicto estudiantil tiene que transformar su carácter: pasar de una lucha gremial a una lucha política. Y por eso, la principal diferencia es que pensamos que hay que construir un nuevo actor político. Otras listas estiman que la mejor estrategia para el movimiento estudiantil es incorporarse a la política formal realizando pactos con la Concertación. Para nosotros es inviable un pacto político con ellos. No vamos a poner una alfombra roja para el regreso de Bachelet", afirma.

El cuestionamiento es compartido por las otras listas de izquierda "ultra", las que miran con sospecha el rol que pueda jugar el PC de cara a los próximos años. Porque en  la Universidad de Chile  los comunistas no son "el partido extremo", "los agitadores", "los desestabilizadores del sistema": son el centro político, algo así como el equivalente a la DC en el escenario nacional, un oficialismo al que, desde los extremos, se le acusa de transar.

Si en el país el PC es el partido "rojo", acá, según sus críticos, son los "amarillos". Muchos lo explican porque los lazos son escasos: si bien hace unas décadas los movimientos "ultras" eran escisiones de los comunistas, hoy la gran mayoría de sus dirigentes jamás pasó por las escuelas de formación de ese partido. Incluso Nueva Izquierda, grupo que pactó los últimos dos años con las Juventudes Comunistas, decidió tener lista propia y llevar a Cristóbal Lagos como su candidato. No comparten la forma en que Vallejo ha conducido el proceso.

Con todo, las críticas directas a la líder estudiantil en los debates han sido escasas. Estas han sido reemplazadas por cuestionamientos a "la conducción", "la directiva" o "los liderazgos". Eso también tiene una explicación: por el sistema de la FECh, la directiva es integrada por miembros de distintas listas. Y todos asumen que, más temprano que tarde, deberán volver a trabajar juntos.

Si en el país el PC es el partido "rojo", acá, según sus críticos, son "amarillos". Muchos lo explican porque los lazos son escasos: si bien hace unas décadas los "ultras" eran escisiones de los comunistas, hoy la gran mayoría de sus dirigentes jamás pasó por las escuelas de ese partido.

Con pronóstico reservado

La incertidumbre de los grupos es total. Si el año pasado votaron nueve mil personas, para este año se esperan cerca de once mil. Las listas de izquierda se repartirán aproximadamente entre el 70% y el 80% de la votación.

Hay algunas cosas seguras. Como que Vallejo integrará la directiva de la FECh 2012. Pero la presidencia de la federación se la lleva la lista que logre más sufragios.

La división de listas de la izquierda es otro factor que añade incertidumbre. Nicolás Grau, ex presidente de la FECh y militante de Nueva Izquierda, lo define así: "No se entiende que existan tantas listas de izquierda. Es demasiado. Habla de falta de liderazgo, de poner el acento en las diferencias personales y no en la política".

El escenario incluso ha abierto la posibilidad de que la derecha ocupe un alto puesto. Ambrosio Yobanolo, quien lidera la lista La Chile Para Todos, resume su mirada: "En la FEUC la polarización movió la votación hacia los extremos. Creo que acá todos tomamos nota de eso".

Al asistir a un debate de la FECh hay que saber esto: habrá ciertos conceptos clave que se repetirán. Por ejemplo, los estudiantes serán los "compañeros", la unión con otros grupos y organizaciones será la "articulación", el postulante que encabeza la lista será el "privilegiado" y, entre unos y otros, se acusarán de "sectarismo", es decir, trabajar sólo con quienes son afines a sus ideas.

El tema dominante en estos encuentros ha sido cómo continuar el proceso de movilizaciones. Porque todos están de acuerdo en que los seis meses de protestas han pasado la cuenta entre los estudiantes. Ahí nuevamente hay una diferencia: mientras la lista de Vallejo impulsa una mirada pragmática y apunta a dialogar con los partidos, las restantes listas de izquierda "ultra" plantean que la fórmula pasa por construir un bloque amplio social que obligue a un cambio radical en la estructura política.

"La Concertación no es un bloque homogéneo y creemos que hay que aprovechar sus matices. No para sumarse a la Concertación, sino para posicionar ejes programáticos: que haya compromisos explícitos, no votos de confianza ni cheques en blanco. Hay que tener mucha madurez política para entender esto. Aunque la persona que venga a pactar con nosotros haya cometido errores, si se compromete a puntos que están en nuestros programas, estamos dispuestos a hablar", explica Camila.

La federación en la mira

Una repostulación oficializada a través de Twitter, donde tiene 330 mil seguidores. Un video de su lista con 27 mil visitas en una semana, más que el total de estudiantes de la Universidad de Chile. Y un acto con músicos como Manuel García, Nano Stern y Chinoy. Todos son ejemplos de que Camila Vallejo hoy es más que una presidenta de federación, y esoha hecho que el resto de las listas intente ponerse a tono en la elección más mediática de la FECh: incluso un periodista de The New York Times  viajó a realizar un artículo sobre las elecciones.

La campaña se prevé dura.  Si una lista gastaba el año pasado entre $1 y $2 millones en su postulación, todo apunta a que este año la cifra al menos se duplicará.

Pero Camila parece disfrutar ser candidata. Firma autógrafos, se saca fotos, juega con su celular blanco, contesta los piropos de admiradores. Y sonríe, sonríe casi todo el tiempo, salvo cuando le toca el turno de hablar ante los estudiantes. Ahí se transforma en la joven del semblante serio, con una mano rígida en el micrófono y la otra gesticulando permanentemente. Ahí, deja de ser Camila, la estudiante, y pasa a ser Camila Vallejo, la política.

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