El pasado lunes, a las 9.30 de la mañana, Ignacio Walker llegó hasta la sede del Partido Socialista. El presidente de la DC subió hacia el segundo piso, donde se encontró con el anfitrión, Osvaldo Andrade. Ambos llegaban a la cita en que los jefes de la Concertación retomarían la coordinación política después de las vacaciones.
Sobre la mesa de la sala de reuniones estaban los diarios del día, que daban cuenta de la polémica tras el tuiteo hecho por Walker la tarde previa, en que resaltaba los avances del gobierno en la reconstrucción tras el 27/F en temas de conectividad e infraestructura. Un matiz en el tono del resto de los dirigentes opositores, quienes apostaron por duras críticas hacia La Moneda.
A esa hora Walker ya había recibido críticas desde su propio partido, como la de la vicepresidenta, Laura Albornoz. Y se especulaba con la molestia en los sectores de izquierda por lo que se veía como un nuevo guiño hacia la derecha. Sin embargo, Andrade bromeó con Walker sobre la supuesta tensión que había generado el tema. Y evitó hacer cualquier reproche público a su postura.
La anécdota es la última de una serie de hechos que revelan la sociedad política entre los presidentes del PS y la DC. Un pacto que involucra evitar las críticas mutuas, actuar coordinadamente al interior de la Concertación y aunar criterios de cara a la definición presidencial. Pero a la vez los obliga a ambos a jugar cartas muchas veces opuestas entre sí, apuntando a expandir el espectro de la oposición. Un alto dirigente democratacristiano lo define de esta manera: "Hoy, el PS y la DC son un matrimonio con separación de bienes".
Vidas paralelas
Hasta agosto de 2010, Ignacio Walker y Osvaldo Andrade habían tenido carreras políticas paralelas. Los dos habían sido ministros y diputados, pero pese a ello no tenían una mayor relación.
Sin embargo, la llegada de ambos a la presidencia de sus partidos fue el punto de partida de un lazo estrecho. Sobre todo, porque compartían un diagnóstico sobre la situación: primero, había que "sostener la estantería" en la Concertación y evitar el desbande tras perder el gobierno; y segundo, el sostén debía ser el "eje histórico" DC-PS.
Si bien el arribo de Walker fue mirado con recelo en sectores de izquierda, en el entorno del presidente de la DC señalan que él siempre estuvo convencido de la importancia del vínculo con el PS. Y destacan que su interés por ese partido es una obsesión personal: de hecho, su tesis de doctorado en la Universidad de Princeton, en 1989, se basó en la historia del Partido Socialista chileno y su comparación con las colectividades socialistas europeas. Por otra parte, Andrade compartía la tesis de su antecesor, Camilo Escalona, quien defendió el eje PS-DC. Y también le interesaba retener a un partido que era constantemente tentado para sumarse al gobierno. "Hoy nadie discute que la DC se vaya de la Concertación. Pero eso también fue un éxito del PS", dicen en el socialismo.
Andrade y Walker iniciaron una dinámica que permanece hasta hoy: reunirse en sus oficinas del Congreso en Valparaíso al menos una vez cada quince días. Las citas son de "agenda abierta", y han apostado por revelarse mutuamente los pasos que pretenden seguir. Un concepto de "lealtad" que ha sido valorado por ambos.
Y es que otra coincidencia entre los ex ministros es la forma en que ven los roles de sus respectivos partidos. Comparten un objetivo en común: recuperar los 200 mil votos que le dieron el triunfo a Sebastián Piñera en 2010. Y, para eso, el análisis que tienen es que la DC debe apuntar a un electorado más de centro, mientras el PS debe consolidarse como un puente hacia el resto de las colectividades situadas a la izquierda de la Concertación, como el Partido Comunista.
El "pacto" incluye una cláusula tácita: no salir a criticar los movimientos del otro, aunque éstos molesten al interior de los partidos. Así lo ha hecho Walker con los constantes acercamientos entre Andrade y el PC, que no son vistos con buenos ojos por toda la DC.
Y así lo ha hecho Andrade con las maniobras del senador, como cuando el pasado 18 de enero la Democracia Cristiana presentó una propuesta conjunta con RN para hacer reformas políticas, una potente señal que no pasó inadvertida: pese a que figuras del PS como Fulvio Rossi y Marcelo Díaz cuestionaron el acuerdo, el ex ministro del Trabajo salió públicamente a elogiarlo.
No fue el único gesto. La tarde del martes 17 de enero, un día antes de que el pacto DC-RN se hiciera público, Walker llamó por teléfono a Andrade para anticiparle la decisión. Carolina Tohá (PPD) y José Antonio Gómez (PR) recién supieron la noticia a la mañana siguiente por boca del senador. Algo que reafirma el trabajo de la "sociedad": "La DC tiene que hacer su pega en el centro, y el PS en la izquierda", comentan en el PS.
Socios no tradicionales
La otra dupla
Tanto en el PS como en la DC afirman que, hasta el momento, la sociedad Andrade-Walker ha sido exitosa. No sólo en términos prácticos -el PS y la DC acordaron presentar una lista conjunta de concejales en las municipales de octubre-, sino también para contener potenciales crisis internas de la Concertación, como la generada en septiembre luego de que Tohá revelara un documento en que el PPD pedía cambios profundos en la coalición.
En ambos partidos señalan que un rol clave es el que juega otra dupla: la del secretario nacional de la DC, Víctor Maldonado, y el encargado electoral nacional del PS, Mahmud Aleuy. Ambos se conocen hace años: participaron juntos en los gobiernos de Lagos y Bachelet, y han trabajado durante mucho tiempo en temas electorales.
Ambos se reúnen periódicamente y hablan entre tres a cuatro veces por semana para coordinar diferentes temas. Por estos días su preocupación es resolver la plantilla municipal -su última reunión por este tema fue el pasado miércoles-, pero también analizan periódicamente la contingencia. E incluso se han sumado a algunas de las reuniones de Walker y Andrade, especialmente cuando éstos las realizan en Santiago.
No es el único lazo entre Maldonado y Aleuy. El secretario nacional de la DC también es uno de los miembros de la Fundación Dialoga, la plataforma política en Chile de Michelle Bachelet. Y el dirigente PS es considerado como el "jefe territorial" en las sombras que prepara una eventual campaña de la ex mandataria para 2013.
Los vínculos han dado pie para especulaciones sobre un acuerdo entre ambas colectividades para proclamar a Bachelet en conjunto. Pero en la DC lo descartan, afirmando que hoy el escenario más probable es que el partido presente alguna figura en una primaria. Entre los nombres están Walker, Claudio Orrego o Ximena Rincón.
Los vínculos han dado pie para especulaciones sobre un acuerdo entre ambas colectividades para proclamar a Bachelet. Pero en la DC lo descartan, afirmando que hoy el escenario más probable es que el partido presente a alguna figura en una primaria.
Por su parte, en el PS admiten que la ex presidenta deberá competir, pero lo ven como un escenario que legitimaría su candidatura: "Trabajamos para unirnos el día después de la primaria", dicen en el socialismo.
Apuesta conjunta
En los últimos meses, Andrade ha empezado a intensificar sus vínculos con otras figuras de la DC, como Gutenberg Martínez, Andrés Zaldívar y Jorge Pizarro. De hecho, ese grupo participó en las conversaciones con el PS para sellar en septiembre pasado la lista única de concejales. Y el mismo grupo encabezó los reservados diálogos con RN para el acuerdo de propuesta de reforma al sistema político.
En el PS explican que este año se renovarán las directivas de ambos partidos. Y que si bien Andrade tiene planes de seguir, la situación de Walker puede cambiar de acuerdo al resultado de las elecciones municipales, incluso optando a una candidatura presidencial. Por eso, la idea es asegurar que en la eventualidad de que haya un nuevo presidente en la DC, se mantenga la sociedad entre ambos partidos de cara a las elecciones de 2013.
La estrategia es compartida por amplios sectores del PS: entre las figuras que han participado en los diálogos con la DC están Escalona, Ricardo Solari, Marcelo Schilling y Álvaro Elizalde. Sin embargo, también enfrentan una posición más "dura" de Rossi y Díaz, quienes apuntan hacia una alianza "progresista" en la línea de lo que impulsa Guido Girardi en el PPD.
Sin embargo, por ahora Walker y Andrade no tienen pensado un cambio de rumbo. El primero buscará seguir marcando "matices" para diferenciarse de sus socios: así, se espera que haga énfasis en temas como educación y las reformas políticas. Y el próximo mes lanzará la edición en inglés de su libro La Democracia en América Latina, un texto en donde critica los regímenes políticos latinoamericanos cercanos a la figura de Hugo Chávez.
El presidente del PS, en tanto, tiene definidas dos cosas; que endurecerá sus críticas hacia el gobierno y que su partido apostará por un rol "articulador" . Y no sólo con el PC, sino que también con los movimientos sociales.
Por eso, la apuesta es que la sociedad Walker-Andrade seguirá operando tal como hasta ahora, jugando a marcar diferencias, pero con un objetivo común: recuperar el electorado que perdieron para volver a La Moneda. Y para eso creen que marcar matices es clave. Así lo sintetiza un histórico dirigente de la DC: "La Concertación se terminó homogeneizando, siendo que su principal característica al crearse fue la diversidad. Todos los partidos comenzaron a parecerse mucho. Para volver a atraer a la gente tenemos que recuperar la unidad en la diversidad".
