Por Sebastián Rivas Abril 26, 2012

Cuando Jorge Navarrete Poblete (41) decidió a fines de marzo sumarse al equipo que coordina la campaña presidencial de Claudio Orrego, se enfrentó a un escenario inédito. Pese a que tiene una larga trayectoria en política -ex subsecretario de Gobierno, asesor de la Segpres y Defensa, panelista de radio y televisión-, el abogado DC jamás había estado en la primera línea de una campaña.

Algo de eso tiene que ver con su propio “día de furia”: tres años atrás, en junio de 2009 y en pleno auge de Marco Enríquez-Ominami, dijo que el entonces diputado tuvo “las bolas que nosotros no tuvimos” para atreverse a postular a La Moneda. La frase, para muchos dirigida al alcalde de Peñalolén, significó un distanciamiento entre ambos, pero cimentó la postulación lanzada a comienzos de marzo de este año, y en la que Navarrete ocupa un rol clave. En esta entrevista afirma que la Concertación tiene “generales en retiro” y “poderes fácticos”, denuncia el acuerdo entre el PS y la DC como un pacto para asegurar la candidatura de Michelle Bachelet y amenaza que si no se garantiza una elección primaria amplia, Orrego llevará su candidatura hasta la primera vuelta.

- ¿Qué evaluación tiene sobre el acuerdo entre el PS y la DC que se firmó la semana pasada para llevar una candidatura presidencial conjunta a las primarias?

- Nuestro primer instinto es valorar cualquier expresión que reivindique la alianza entre el centro y la izquierda. Pero eso no se puede hacer soslayando los principios democráticos. Este acuerdo fue ambiguo y errático. Yo quiero suponer, de verdad, la buena fe de los actores involucrados, por lo que prefiero hablar de torpeza e ingenuidad y no de mala intención. Pero cualquiera sea la interpretación del mismo, es sintomático lo poco y nada que esto les importa a los ciudadanos. La Concertación se parece cada día más a un club de generales en retiro, que se niega a la evidencia de los hechos, como si de verdad lo que se resuelve en esas reuniones privadas pudiera modificar o alterar la realidad que vive el país.

Nuestra fortaleza es que no estamos haciendo política con ropa prestada. Yo estoy convencido de que Michelle Bachelet va a tomar la decisión de competir y, en ese escenario, Velasco no va a ser candidato

-Una de las interpretaciones del pacto es que allana el camino a que Michelle Bachelet sea la candidata del PS y la DC. En ese escenario, ¿hasta qué punto están dispuestos a llegar con la candidatura de Orrego?

-Hemos sido categóricos en reivindicar nuestro derecho a competir y someternos al veredicto democrático de la DC, la Concertación y el país. Si la DC no quiere realizar una elección primaria, participaremos en las que efectúe la Concertación. Y si nuestra coalición tampoco las hace, entonces será la primera vuelta electoral el momento donde se discuta esta opción de cambio, las propuestas que presentamos al país y el liderazgo que las encabeza.

- Es decir, para ustedes tiene que haber una elección que decida al candidato…

- Una elección primaria abierta y ciudadana. De ahí no nos movemos.

-¿Y sería el único escenario en que apoyarían a otro postulante? Podría definirse por encuestas...

-No me quiero poner en otro escenario, entre otras cosas, porque sería impensable, después de toda la experiencia y de cómo se ha transformado este país en los últimos años, que a alguien se le ocurriera que esto puede resolverse a través de un mecanismo que no sea lo más abierto, competitivo y ciudadano posible.

-¿Por qué Orrego podría ser una mejor carta que Bachelet, que está más arriba en las encuestas?

-Porque constituimos una opción de cambio. Somos miembros de una generación que tiene que ver más con el Chile de los próximos 20 años y no necesariamente con el de las dos décadas ya transcurridas. Porque Bachelet fue una Presidenta de transición, que entendió como pocos el momento político por el cual atravesaba el país, que incluso le dio un inmerecido alargue a una coalición que ya mostraba signos de fatiga y cansancio, pero que ahora requiere de un liderazgo propio de otra etapa. Sin ir más lejos, nosotros no fuimos quienes acuñamos la frase: “Nadie se va a repetir el plato”.

- También se podría entender que enfrentar a Bachelet es oponerse a la herencia de la Concertación.

- No renegamos de Bachelet ni de la Concertación. Pertenezco a una generación que participó de diferentes maneras en las cuatro administraciones concertacionistas. El hecho de que no hayamos sido nosotros quienes monopolizaron las decisiones de la política pública esos 20 años, no es una justificación o excusa para desligar responsabilidades por los resultados. Eso sería una frescura y una hipocresía. Por el contrario, justamente porque honramos ese pasado, es que creemos hay que superarlo, dejar de manosearlo, cerrar definitivamente dicha etapa y replantear la que viene por delante.

"Los fácticos de la concertación son los promotores de Bachelet"

“Andrade sabe algo que nosotros no sabemos”

- Hoy Bachelet es la candidata con más apoyo en las encuestas y es respaldada por figuras emblemáticas de la Concertación. ¿Por qué apostar a otra postulación?

- Dos cosas: la primera es constatar lo mal que le está haciendo al liderazgo de Bachelet esa corte de escuderos que la administran a diario y dicen conocer o interpretar su voluntad. Un rápido recuento de ese elenco -Escalona, Girardi, Pizarro y compañía- muestra algo tan contradictorio como penoso: los poderes fácticos de la Concertación son sus principales promotores. Lo segundo es que si hay algo que ha desvirtuado la dignidad y función de la política, es la tiranía de las encuestas. La vocación verdaderamente progresista es aquella que se ancla en la convicción de que las cosas se pueden transformar y cambiar. Y eso es lo que proponemos.

- ¿Qué pueden hacer sobre eso?

- Insisto: nadie podría comprender, una vez más, que se limitara la oferta política a los ciudadanos a través de acuerdos cupulares a espaldas de los que son verdaderos depositarios de la soberanía popular. La única manera de que nos saquen de esta carrera, y que lealmente apoyemos al triunfador, es que se nos derrote políticamente en una competencia abierta y transparente.

No hay espacio para un acuerdo programático con el PC cuando todavía hay diferencias en torno a temas tan fundamentales como la irrestricta e incondicional defensa de los derechos humanos

-Para ser candidato, hoy Orrego tendría que ganar tres primarias: una en la DC, otra entre la DC y el PS y una tercera en la Concertación.  ¿Qué le parece?< /p>

-Pregúntenles eso a los creativos que redactaron el acuerdo. Yo preferiría una gran y única primaria nacional de la oposición, donde no sólo participen los candidatos que representan a los partidos, sino también los independientes y quienes representan los movimientos sociales.

-En una primaria amplia también participaría Andrés Velasco. ¿Por qué preferir a Orrego antes que a él?

-Nuestra fortaleza es que no estamos haciendo política con ropa prestada. Yo estoy convencido de que Michelle Bachelet va a tomar la decisión de competir y, en ese escenario, Velasco no va a ser candidato. Y la razón es tan simple como obvia: tanto Andrés como Ricardo (Lagos Weber) son electoralmente competitivos solamente en la medida en que puedan repartirse la votación de la ex presidenta. Esto lo saben ellos y lo sabemos nosotros. Si vuelve la titular, pocos preferirán a los sucedáneos.

- ¿Por qué está tan seguro de que Bachelet regresará?

- Yo no me imagino que Osvaldo Andrade haya sido tan temerario e irresponsable como para poner por escrito, y con su firma, que Bachelet debía  participar de dos procedimientos electorales previos a figurar eventualmente como candidata única de la oposición, sin antes haberle consultado. O sea, él sabe algo que nosotros no sabemos.

-¿Sienten que les están escondiendo las cartas?

-No, para nada. Él está jugando una opción y una estrategia completamente legítima, que lo único que hace es confirmarnos la intención de Bachelet de ser candidata. Eso es una decisión tomada, y lo que está ahora en cuestión es cuándo y cómo.

“Prefiero al PC compitiendo junto a nosotros”

- ¿Por qué decidió asumir un rol más protagónico para la campaña de Orrego?

- Hace varios años, antes de que me fuera a estudiar a Madrid, Claudio me dijo algo que me dolió mucho: que ya no me brillaban los ojos por los proyectos en que participaba. Me sumé porque creo que hay una oportunidad de hacer algo mejor y distinto

- ¿Por qué está dispuesto a impulsar una candidatura que no marca mucho en las encuestas y que tiene adversarios incluso al interior de su propio partido?

- Todos los costos personales, políticos y profesionales son menores frente a la sensación de estar marcando el paso, de achancharnos en la comodidad o sentir que no estuvimos a la altura para darle sentido a nuestra vocación pública. O sea, tenemos muy buenas razones para perder. Aunque creo que tenemos una oportunidad de ganar.

- ¿Orrego podría ser un candidato único de oposición?

- Tengo toda la esperanza de que eso ocurra.

- ¿Incluyendo al Partido Comunista?

- El PC ha votado en segunda vuelta por la Concertación en las últimas tres elecciones. Con ese antecedente, no me resulta contradictorio el que participe en una gran primaria donde se expresen todas las sensibilidades de la oposición. Incluso más: si me apuras, prefiero a un PC compitiendo en las reglas del juego democrático, es decir, sometiéndose a la voluntad de la mayoría, que hoy ya no quiere que la derecha continúe en el poder.

- ¿Y estarían dispuestos a conversar un acuerdo programático para ir detrás de un candidato único?

- Es una pregunta difícil… Estaríamos dispuestos a competir lealmente con el PC para que los ciudadanos decidan democráticamente quiénes deben liderar la oposición para enfrentar a la derecha. El resto está por verse. Mi opinión es que no hay espacio para un acuerdo programático cuando todavía hay diferencias en torno a temas tan fundamentales como la irrestricta e incondicional defensa de los derechos humanos.

-¿Cómo evalúa la candidatura de Orrego a un mes y medio de su lanzamiento?

-Habida cuenta del liderazgo y popularidad de Bachelet, el camino para convertirse en una alternativa competitiva nos obligó a iniciar el trabajo mucho antes de lo que incluso los máximos dirigentes de nuestro partido hubieran querido. Entre otras cosas, porque estamos convencidos de que lo grueso de la carrera presidencial se juega este año. Quizás debimos haber comenzado antes, pero eso es historia. La única manera de ser realmente competitivos y ser una alternativa viable era iniciar el trabajo ahora.

-¿Les preocupa que las figuras emblemáticas de la DC mantengan silencio sobre la carrera presidencial?

-Eso es síntoma de que el escenario no está todavía lo suficientemente decantado. Cuando la candidatura de Orrego logre imponer su liderazgo, esos apoyos y la participación en esta campaña de esas destacadas figuras democratacristianas irán llegando poco a poco.

-En junio de 2009, cuando Enríquez-Ominami subía en las encuestas, usted dijo que él tuvo “las bolas que nosotros no tuvimos”. ¿Esto es una revancha?

-Orrego no me dirigió la palabra en varios meses después de esa declaración (risas)… Pero es cierto. En algún sentido, es una revancha. No la mía: la nuestra.

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