Por quepasa_admin Mayo 17, 2012

En la calle Silvina Hurtado, de Providencia, aunque abundan los árboles, las casas se cuentan con los dedos de una mano. Una de ellas es la de la socióloga Josefa Errázuriz Guilisasti (59), que por ahora ha sobrevivido al boom inmobiliario del sector, pero a duras penas: la flanquean por todos lados edificios de distintos tamaños, el principal de 12 pisos, la altura máxima que permite para esa área el plan regulador de la comuna. Es también la torre que oscureció gran parte de su living, lo que la obligó a cambiar el color de la pintura para recuperar algo de luminosidad.

Lograr que en ese sector se pusiera al menos un límite a la altura de los edificios fue una de las varias batallas que Josefa Errázuriz -o Pepa, como la conocen sus cercanos- ha dado sigilosamente y desde hace dos décadas en Providencia, un trabajo que explica por qué el domingo 13 de mayo, pese a no tener un partido político que la respalde, y más redes que las juntas de vecinos, ganó las inéditas primarias que se realizaron en el Liceo Lastarria. Con su triunfo no sólo sacó de carrera a dos mediáticos competidores, el socialista Javier Insulza -hijo del ex canciller José Miguel Insulza- y al abogado y fundador de Red Liberal, Cristóbal Bellolio; también se convirtió en la carta opositora para enfrentar al alcalde Cristián Labbé (UDI), quien irá por su quinto período.

“Ella tiene mucho carisma y una cercanía con la gente que genera confianza. Además, fue asertiva en los debates”, reconoce Insulza. Mientras Bellolio, con quien la socióloga tuvo bastante complicidad, opina que Errázuriz, junto con ser “tremendamente empática, representa lo que se viene en Chile: un liderazgo ciudadano vinculado a las organizaciones sociales”.

Algo de eso ya han captado varios políticos tradicionales, entre ellos el senador Jaime Quintana, quien acaba de ser electo presidente del PPD. Apenas supo del triunfo de Errázuriz, la invitó a un café y le dijo: “Esto es una señal para los partidos políticos”.

Tras su derrota, Insulza y Bellolio se sumarán a la campaña de la socióloga, quien ahora debe juntar las 400 firmas que exige la ley para inscribir su candidatura como independiente. Pero esta vez, dicen sus cercanos -su brazo derecho es el dirigente vecinal de Bellavista Juan Eduardo Donoso-, deben organizarse muy bien y profesionalizar su trabajo electoral.  Esto implica no sólo conseguir financiamiento, sino también prever situaciones por las que pagaron el noviciado: nunca sopesaron que los comicios coincidirían con el Día de la Madre y el clásico universitario que se jugó en San Carlos de Apoquindo. El resultado: votaron sólo 3.600 personas, de ellas el 39,7%  apoyó a Errázuriz, el 35,7% a Bellolio y el 23,63% a Insulza.

Hoy la socióloga tiene una agenda sobrepasada por las circunstancias. De un día para otro pasó de ser una anónima dirigente vecinal  a una carta para competir con  Labbé,  quien históricamente ha sacado más del 60%  de los votos de la comuna. “El domingo ganó la ciudadanía y lo que la ciudadanía hizo fue un parelé a los partidos. Porque cuando tú entras en una causa ciudadana, no preguntas a los vecinos su color político o religión”, dice Errázuriz.

 

De familia de derecha, pero...

Josefa estudió Sociología entre los convulsionados años 1970 y 1974 en la Universidad de Chile, y aunque su escuela era de izquierda, nunca participó en política. Apenas  fue parte del centro de alumnas del Colegio Villa María Academy, desde donde egresó en 1969.

Quienes la conocen dicen que gran parte de su personalidad y carisma los heredó de su madre Virginia Guilisasti Tagle,  quien en los años 50 fue una de las primeras presidentas de las mujeres liberales. De niña la acompañó a varios de los meeting que se hacían en la época.

Aunque viene de una familia de derecha, Josefa ha votado sólo por la centro- izquierda en las elecciones presidenciales: Patricio Aylwin, Manfred Max-Neef, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Eduardo Frei. Pese a eso, no se siente parte de la Concertación.

Es la menor de cuatro hermanos: la mayor, Virginia, es artista y está casada con Francisco Brugnoli, director del MAC; el segundo es el diplomático Octavio Errázuriz, actual embajador de la ONU en el gobierno de Sebastián Piñera, y el tercero es Manuel José Errázuriz.

Su primo hermano es el ex presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), el empresario Rafael Guilisasti.

Aunque viene de una familia de derecha, en los últimos 20 años Josefa se ha inclinado por la  centro izquierda en las elecciones presidenciales. Sus candidatos han sido Patricio Aylwin, Manfred Max-Neef, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Eduardo Frei en vez de Piñera. Y aunque nunca ha marcado por la derecha, tampoco se siente de la Concertación. “Soy independiente”, asegura.

En Providencia, nunca ha votado por Labbé.  En cambio, ha anulado dos veces su voto. En las últimas municipales su opción fue la joven arquitecta DC Daniela Donoso. Josefa Errázuriz no apuesta a los rostros, menos si son conocidos. “Estoy convencida que lo que viene ahora es el voto programático, en que uno elige un proyecto más que un nombre”, dice. Y añade: “Mi candidatura no es un tema contra Labbé, sino una alternativa distinta a él. No voy a hacer una campaña destructiva, sino propositiva, desde una mirada ciudadana. Queremos más diálogo y participación en la comuna”.

El camino lo ha pavimentado desde mediados de los años 80 y lo ha intensificado desde 2007, cuando jubiló anticipadamente a la gerencia de Operaciones del PNUD, después de 33 años allí, para dedicarse exclusivamente a su trabajo social: ha sido dirigente en su junta de vecinos Los Estanques y hoy es  presidenta de la Unión de Juntas Vecinales de Providencia. También es directora de la ONG Ciudad Viva; vicepresidenta de la Asociación Chilena de Bienes y Zonas Patrimoniales, miembro de  la Red de Territorios Ciudadanos y parte de la Corporación de Amigos del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), que encabeza el ex ministro PS José Antonio Viera-Gallo.

Desde todas esas organizaciones -y nunca en un partido político- ha participado en varias batallas. Una de ellas fue cuando, junto a un grupo de vecinos, logró la paralización de un megaproyecto inmobiliario sobre un sector de áreas verdes de Los Estanques, ubicado cerca de su casa. El grupo también anuló la construcción de estacionamientos subterráneos en la Plaza Las Palmeras y la instalación, en Bellavista, de la estatua gigante del Papa Juan Pablo II, frente a la Universidad San Sebastián.

No en todas sus campañas han tenido éxito. Pese a su oposición, se construyó la Costanera Norte y la Plaza Las Lilas se convirtió en un polo de edificios en altura.

 

El nuevo escenario

Es la noche del martes 15 y hoy ha sido un largo día para la socióloga. Un flash ilumina su cara mientras su marido -de profesión arquitecto- pasa entre los cables para entrar a la casa después del trabajo.

Han sido días ajetreados. Y Josefa aún no se acostumbra a los periodistas ni a “los puerta a puerta” de los candidatos tradicionales. Tampoco a sonreír por obligación ni a dar abrazos porque sí. Luce el rostro agotado de alguien que lleva semanas corriendo contra el tiempo. Todavía no ha caído en cuenta que, de aquí a octubre, su vida tomará otro rumbo. Es posible, incluso, que en adelante deba medir su humor sarcástico para evitar malos ratos. Y que necesite alguien que le maneje la agenda y un equipo que le haga el peso a Labbé.

También requerirá financiamiento, porque las cosas han cambiado mucho desde el domingo, cuando junto a Insulza y Bellolio  juntaron el millón y medio de pesos que costaron las primarias, lo que incluye los $ 400 mil que cobró la municipalidad por el arriendo del Liceo Lastarria. “Cuando no existe dinero, hay capital social. Así  trabajamos”, dice con optimismo Rosario Carvajal, presidenta de la Asociación Chilena de Bienes y Zonas Patrimoniales, de la que Errázuriz es vicepresidenta.

El trabajo tanto en barrios como en juntas de vecinos fue la base con que se toparon Insulza y Bellolio. “Ella tenía un capital que los medios y las redes sociales no sabían; tenía un voto cautivo incondicional”, reconoce Bellolio. Esa llegada en los vecinos ya la había demostrado en 2008, cuando sacó 3 mil votos como candidata a concejala por Providencia. Y aunque superó a varios postulantes, su independencia política  le jugó en contra.

Pero cuatro años después, en su entorno aseguran que el escenario cambió.“La señal que dio  la elección de la Pepa revela que hay un distanciamiento entre la política tradicional y las demandas ciudadanas”, dice Rosario Carvajal.

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